
Alcachofas de Jerusalem, 1880
Fuente: https://www.wikiart.org/en
Comer flores puede ser muy nutritivo, sobre todo si se trata de alcachofas. Mi experiencia con ellas fue totalmente distinta de lo que me ocurrió con la mayoría de los vegetales. A estas, primero las vi en una lata, las comí y mucho tiempo después conocí la planta.
En realidad, no me impresionaron mucho. Estaban un poco desabridas y habían perdido su frescura. Mucho tiempo después fue cuando pude conocer su sabor y su textura única, así como su belleza.
Tienen un valor cultural y comercial innegable. Conocida desde la antigüedad en Grecia y Roma, es una hierba cuya flor se come en botón, antes de que se abra completamente, porque entonces se endurece. Lo que parece el capullo es una inflorescencia con muchos tubitos que se insertan en una base comestible. Alcanza entre un metro y medio a dos metros de altura y una de sus ventajas es ser perenne, así que una vez que se establece, puede durar muchos años.
Aunque su comercio se inició en el Mediterráneo, los comerciantes holandeses la introdujeron en Inglaterra alrededor del 1500. Se encontraba hasta en el huerto del rey Enrique VIII, así que toda su corte también las comía y se hicieron muy populares.
La siguiente noticia de su evolución en el mercado fue su introducción en los Estados Unidos en el siglo XVIII por los franceses, a través de Luisiana, y por los españoles en California.
Hoy son el centro de una industria no solo culinaria, sino farmacológica y cosmética. El extracto de alcachofa es famoso como estimulante de la vesícula biliar. También mantiene y mejora la textura de la piel y el pelo. Solo una advertencia: como es familia de la margarita, los alérgicos a los áster, que es como se llama el grupo vegetal, deben evitar consumirla.
Se puede cultivar en huertos caseros, en macetas grandes y profundas de alrededor de 50 centímetros de largo, con mucho sol y temperaturas templadas porque no soporta heladas ni vientos fríos. Se puede sembrar por semillas o usar una estaca. La tierra tiene que ser muy rica, con aportes mensuales de humus de lombriz. Se riega entre una y tres veces por semana, cuidando de que esté siempre húmeda sin excederse. Este es buen tiempo para sembrarla si vives en un clima templado o caliente. Con cuatro estaciones, lo mejor es esperar el calorcito de la primavera. Se tarda apenas tres o cuatro meses en cosecharlas.
