Si nos preguntamos por qué hay, a veces, fuertes conflictos entre madre e hija, tenemos que buscar las respuestas en el pasado.
El trasfondo psicológico de esto va más allá de la típica “brecha generacional”.
A los adolescentes no se le pueden imponer reglas porque las rechazan de plano, entonces ¿hay que dejarlos hacer lo que les dé la gana?
La respuesta es crear hábitos saludables y sencillos desde niños. Establecer reglas que se deben aplicar con firmeza y tolerancia. La educación muy estricta genera rebeldía.
Es fundamental establecer un vínculo comunicacional afectivo y efectivo desde la niñez. No se le puede pedir a un adolescente - cuéntame tus cosas - si en los años previos no ha existido esa comunicación padre hijo o en este casi madre hija, realmente enriquecedor...