Como si nada, por José Manuel Peláez
Solo apuesto en mi cabeza porque cuando lo he hecho en la realidad, pierdo. En este caso había apostado cientos de veces a que las cosas iban a ocurrir así, como si nada, y hubiera ganado.
Manolo estaba sentado en un banco de la plaza frente a mi casa. Con la cara hacia el sol otoñal y los ojos cerrados, como si en vez de sangre tuviera clorofila y buscara la luz con la misma devoción de una planta. Mientras me le acercaba, apostaba de nuevo a cuáles serían sus palabras después de casi un año de desaparición inexplicada.
─ Hola ─ me dijo cuando le hice sombra y como si nos hubiéramos visto ayer.
Habría ganado de nuevo. Lo sabía, lo sabía perfectamente, Manolo no pensaba acusar recibo de lo ocurrido. Simplemente había desaparecido y ahora aparecía de nuevo. Eso era todo y era de lo...

