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José Manuel Peláez

Una furtiva mirada,<br/> por José Manuel Peláez
161c, José Manuel Peláez

Una furtiva mirada,
por José Manuel Peláez

Un mundo feliz debe ser un mundo sin mendigos. Un mundo donde nadie necesite una limosna y mucho menos suplicar por ella.La harapienta mujer se arrodilla en el suelo y allí apoya los codos, esconde su cabeza entre los antebrazos y las manos abiertas al cielo indican que no reza, sino que espera una limosna. La imagen es de total sumisión.Cuando le conté a Manolo lo que me afectó ver aquella mujer en la entrada del Metro, Manolo no dijo nada. Comencé entonces a azuzar algún tipo de discusión a las que es tan afecto y de las que siempre saca conclusiones, pero Manolo simplemente se despidió y desapareció para mi desconcierto.Días después, me confesó que mis palabras le habían dado miedo.Hacía muchos años, en otra ciudad, Manolo siempre veía un mendigo que se ubicaba en un semáforo. No pedía ...
Poder es querer, <br/> por José Manuel Peláez
162c, José Manuel Peláez

Poder es querer,
por José Manuel Peláez

Discutía yo con Manolo sobre la frase “querer es poder” que me parece una simplificación de algo muy complejo y, para mi sorpresa, estuvo de acuerdo conmigo. Según él, la frase debería ser: “poder es querer” porque la mayoría “cree que quiere algo” pero no es verdad. Uno debe saber sin ninguna duda lo que quiere y comenzar a hacer para conseguirlo, si lo logra, entonces su deseo era verdadero.Hubiéramos podido continuar desgranando el tema de no ser por la impertinente voz de un vecino de mesa, una especie de gigante que hablaba con su móvil como si tuviera a alguien delante. Así nos enteramos de que a él nadie le engaña, que “pobre del que se le ponga delante” y que… “por eso yo conduzco un Jaguar y tú un Twingo”La conversación pajareaba sobre varios temas: por ejemplo, que esa noche la e...
El orden altera el producto,<br/> por José Manuel Peláez
160b, José Manuel Peláez

El orden altera el producto,
por José Manuel Peláez

Manolo suele repetir: “el Orden es poder”. Como yo conozco su táctica de no dar explicaciones que no le pidan, me mantengo lejos del tema para evitar que mi amigo me ponga a pensar de más.Pero el que yo no quiera entrar en el tema no pudo callar el ruido en mi mente la última vez que visité su casa. Manolo vive dentro de un orden apacible; cada cosa tiene su lugar con libertades nada alarmantes. No hay nada sucio, pero tampoco el apartamento se parece a un quirófano. Las sillas no están alineadas al milímetro y quizás el último vaso usado esté todavía sin limpiar. Estas “pecas”, sin embargo, le dan calidez al ambiente.Lo que me hizo ruido fue su biblioteca. La que actualmente tiene es un largo mueble de tres estantes repletos de lomos que no están organizados ni por autor, ni por editorial...
Abuelos de otro mundo, por José Manuel Peláez
159a, José Manuel Peláez

Abuelos de otro mundo, por José Manuel Peláez

       La empeñada abuela de un amigo común falleció a los 98 años y, para hacerme más llevaderos los gestos de duelo, arrastré a Manolo al tanatorio. A la cuarta persona que se le acercó para decirle “no somos nada”, Manolo se atrincheró detrás de la máquina expendedora de café y no hubo manera de devolverlo a enfrentar al toro de los lugares comunes. Como a mí tampoco me apetecía, nos dedicamos, yo a tomar café, y él a sorprenderme hablando de sus propios abuelos.Su abuelo paterno se llamaba Constantino y fue cartero de pueblo, un oficio extinto. Manolo lo recuerda porque todos decían que llevaba un lobo siempre a su lado cuando iba por las noches al bar y que, cuando se adormecía, el animal se erguía y amenazaba con ojos amarillos, colmillos apenas asomados y el lomo erizado a los parro...
Un peligroso cambalache,<br/> por José Manuel Peláez
156b, José Manuel Peláez

Un peligroso cambalache,
por José Manuel Peláez

Aquel domingo veraniego, lo que menos me apetecía era perseguir el apurado paso de Manolo rumbo a una VENTA ANUAL DE TODO, pero allí estaba.Mientras caminábamos, Manolo me explicó que la coincidencia de enterarse de esa Venta mientras escuchaba el tango “Cambalache” de Santos Discépolo explicaba su: “hoy tenemos que estar ahí porque algo va a pasar”, intercalado entre estrofas del tango.“…igual que en la vidriera irrespetuosa        de los cambalaches        se ha mezclao la vida…” Según él, la VENTA sería un cambalache y la oportunidad de contemplar un paisaje humano con sus contradicciones y encantos. Íbamos a ponerle imagen a un tango de quien, según Manolo, había retratado mejor nuestra modernidad.Las calles se fueron estrechando flanqueadas por cientos de ventorrillos, mesones, escapa...
Where’s Manolo?, por José Manuel Peláez
154a, José Manuel Peláez

Where’s Manolo?, por José Manuel Peláez

No sé exactamente cuándo me di cuenta. Comenzó con una especie de hormigueo y la sensación de que algo me faltaba a la hora de salir del cine o al sentarme a comer o al observar a la gente a mi lado. Experimentaba una “soledad acompañada” paradójica y molesta. Y digo “acompañada” porque, aunque mi círculo de “amistades” no es el de un influencer de éxito, tampoco se parece al Desierto del Gobi. No se trataba de un cambio climático de mis emociones. Tenía la liviandad de un goteo insoportable porque desconocía el grifo que fallaba. Descifré el misterio cuando, haciendo caso a una recomendación, fui a ver la última película de un laureado director. Lo hice y salí exultante por la maravilla que acababa de disfrutar … y ahí lo descubrí. Me faltaba la voz de Manolo. En un ejerci...
Se remata camiseta, por José Manuel Peláez
150b, José Manuel Peláez

Se remata camiseta, por José Manuel Peláez

Por muy raro que parezca, Manolo tiene familia. Habla muy poco de ella y seguramente no debe ser el pariente más querido por todos, pero tiene familia y en algunos momentos, esta hace su aparición. En su última visita a su hermana y su cuñado, el amigo Manolo se peleó con ellos porque le habían comprado a su hijo de cuatro años la camiseta de un famoso club de fútbol. Enterré en lo más profundo de mis pensamientos la frase que pugnaba por salir: “¡qué tontería!”, decisión a la que aposté la esperanza de que el tema desapareciera por muerte súbita. Pero lo que tiene que pasar, siempre pasa y aunque Manolo tampoco volvió a sacar la historia, su cuñado no tuvo mejor idea que mandarle, unos días después, una camiseta del mismo equipo de fútbol que la que le compró a su hijo. Y claro,...
El Infierno es plano e isotérmico, por José Manuel Peláez
147a, José Manuel Peláez

El Infierno es plano e isotérmico, por José Manuel Peláez

La frase de Manolo hizo erupción en su rostro igual que cuando Arquímedes gritó su famoso “¡EUREKA!” al descubrir cómo calcular el volumen de un cuerpo irregular. ─ ¡El infierno es plano e isotérmico! Afortunadamente para mi amigo, no había cerca un soldado romano dispuesto a sablear a cualquier enemigo por muy Arquímedes que fuera. Sólo estaba yo interrogándole con la mirada acerca de “a cuento de qué” venía esa euforia. Así fue como me enteré de que Manolo había estudiado Termodinámica y que su profesor les explicaba que, si el infierno tuviera diferentes alturas o diferentes temperaturas, seguramente algún briboncito avispado podría utilizar esas diferencias para construir una máquina y escapar o fabricarse una nevera. Con ese chiste, el profesor ilustraba a sus alumnos en ...
El facilitador difícil,<br/> por José Manuel Peláez
141c, José Manuel Peláez

El facilitador difícil,
por José Manuel Peláez

Igual que todos, yo he tenido pesadillas en las que ocurren cosas inimaginables como que muero sin morir o que un político dice la verdad. Pero nada se compara a las sombrías elucubraciones que barajaba camino de la Comisaría de Policía. Manolo es la imagen de la razón, del equilibrio, de la serenidad; si fuera capaz de sonreír, estoy seguro de que lo haría con la sonrisa de la Mona Lisa. Es verdad que tiene puntos de vista generalmente opuestos al resto de nosotros, pero también es verdad que sobrelleva su “marcianidad” con la resignación de un náufrago que ya no espera nada del horizonte. Por eso no podía salir de mi asombro cuando el agente de la Comisaría enumeraba la cantidad de cargos contra mi amigo: daño a la propiedad, trato vejatorio a terceros y resistencia al arresto....
Se solicitan tontos, por José Manuel Peláez
120b, José Manuel Peláez

Se solicitan tontos, por José Manuel Peláez

Estaba ocupado en lo que mejor se me da que es no hacer nada cuando reparé, por accidente, en el aviso. “SE SOLICITAN TONTOS”. No me di por aludido, pero mi curiosidad, siempre más inquieta que yo, me impulsó a leerlo. No aclaraba mucho, solo hacía el extraño llamado y daba dirección y horario para las entrevistas.Más rápido que inmediatamente, encontré la calle y el número. Traté de entrar, pero un señor malencarado me lo impidió y me sugirió que esperara mi turno. La espera no fue larga porque una señora con cara de espantapájaros salió del portal y, con gesto de enfado, tomó al hombre por el brazo mientras se lo llevaba y le decía: “Vámonos Joaquín, que esto es una tontería, menos mal que yo me di cuenta porque tú hubieras caído”.Lo de “esto es una tontería”, lejos de ahuyentarme, me ac...
La entrevista perdida, por José Manuel Peláez
104b, José Manuel Peláez

La entrevista perdida, por José Manuel Peláez

Había una vez un tiempo en que la entrevista era un arte. Un tiempo en que entrevistado y entrevistador practicaban un elegante, pero peligroso, esgrima mental. Eso fue antes de que ambas partes acordaran términos inconfesables para que “pareciera que te acoso, pero no… y tú pareciera que te defiendes, pero tampoco”. Hoy en día la entrevista se ha convertido en una de esas coreografías de artes marciales de antiguas películas chinas en las que un combate no pasa de ser una danza con aullidos. Esto venía yo pensando a la salida de un conversatorio — sucedáneo edulcorado de una mezcla entre entrevista y conversación — acerca de “la necesidad de tomar conciencia del propio espacio” en la que todos los invitados habían sido falsamente irrespetuosos entre ellos, antes de abrazarse al fin...
Espejito…espejito, por José Manuel Peláez
98b, José Manuel Peláez

Espejito…espejito, por José Manuel Peláez

Yo sé que debí negarme, pero la necesidad nubla el juicio y acepté. Un conocido me llamó para pedirme que hiciera un reportaje de “contenido humano” para utilizarlo en su dilatado emprendimiento de redes sociales y medios escritos. - "Algo que conmueva… ¿me entiendes?... pero que no sea lo que todos escriben… ¿me entiendes, verdad?... o sea, original y conmovedor… ¡tú me entiendes!" Se me estaba haciendo sospechosa su insistencia en asegurarse de si le entendía, pero pasé por encima de ese detalle y me pareció que encontrar algo original que conmoviera hoy en día era un reto interesante. Después de tratar inútilmente de encontrar a Manolo, que en cuestiones de originalidad es un clásico, hablé con todos mis amigos, repasé todos los bares conocidos espiando miles de conversacio...