
Cenizas, 1894
Fuente: https://www.wikiart.org/
Muchas veces me recrimino a mí mismo el rechazo que tengo hacia las redes sociales. Ya sé que tienen muchísimas cosas buenas, pero no puedo evitar el susto que me produce la facilidad con la que se usan mal y las consecuencias de ese mal uso. Se me podría decir que yo solo debería preocuparme por hacer buen uso de una herramienta que llegó para quedarse y que tiene beneficios innegables, pero cuando enderezo mi pensamiento hacia ese buen rumbo, aparece alguien como Máximo.
Máximo (que en realidad se llama Maximiliano, pero insiste en que le llamen Máximo porque se cree hermanado con el protagonista de Gladiator) es una mezcla indeterminada de irresponsabilidad, superficialidad, fanatismo por las redes y autoconvencimiento de que tiraniza el “pensamiento lateral” o lo que él entiende como tal.
La última vez que me lo encontré me disparó la siguiente pregunta en pleno plexo solar:
─ Dime, cuando te lavas la cabeza ¿te la masajeas fija con los dedos o dejas los dedos fijos y mueves la cabeza?
Iba a contestarle que no había tenido tiempo para dilucidar tan grave problema existencial, pero con Máximo las ironías no funcionan. Si quieres bajarlo a tierra le tienes que dar con un periódico enrollado en el hocico. Tampoco tuve tiempo de hacer nada porque él continuó explicándome que la gente no se hace esas preguntas y por eso no evoluciona y sigue pensando con los mismos principios, de ahí la absoluta necesidad de incluir el pensamiento lateral en nuestras vidas.
─ Fíjate ─ continuaba el bombardeo ─ Si te masajeas con los dedos, trabajas tu cuero cabelludo, pero si dejas los dedos fijos y mueves la cabeza, estimulas tu cerebro ¿lo entiendes?
Mi rostro debe haberse parecido a la pantalla negra de un ordenador, porque Máximo inmediatamente me dejó de lado y se dedicó a “colgar” en las redes su fantástico descubrimiento.
Cuarenta y siete minutos después, Máximo había dividido las aguas de sus seguidores como Moisés partió el Jordán. Muchos agradecían que alguien sacara a colación algo tan importante que permitiría estimular nuestro cerebro sin ningún esfuerzo, mientras que, en el otro lado, insistían en que los movimientos de la cabeza no estimulaban el cerebro porque si fuera así los operarios de taladros neumáticos o los paisanos que todavía viajaban en mula estarían aplicando para un puesto en la NASA.
Por eso digo que Máximo es un peligro.