
El esnob, c. 1928
Fuente: https://artvee.com/
El término snob o esnob tiene un origen curioso. Dicen que proviene de la abreviación de las expresiones latinas sine (de la cual se pronuncia la ese, que en inglés suena es) y nobilitate (nob), o sea, snob es “sin nobleza”; y se usaba tal término para señalar a aquellas personas que no eran de la realeza, pues.
Actualmente se acepta la forma españolizada esnob. Con el tiempo pasó a referirse a la actitud que consiste en admirar en exceso y sobre todo tratar de imitar a las personas distinguidas, sea lo que sea que las distinga. Aunque en la actualidad tales personas no son precisamente de la nobleza, menos aún si se trata de influencers.
Otra manera en que también se usa la palabra esnob tiene que ver con el hecho de expresar una exagerada admiración por todo lo que está de moda o se considera distinguido y elegante. Y la primera parte de la cosa (exagerada admiración), por lo común lleva a otra, que sería no sólo admirar, sino imitar: hacer todo lo que está de moda o lo que los demás hacen o dicen.
Así que estar en onda y seguir las tendencias, compartiendo los mismos contenidos, sobre todo aquellos que son virales, ver las series que todo el mundo ve, aceptar los retos, seguir a un influencer porque otros lo siguen, hablar de lo que se está hablando, serían más o menos algunas manifestaciones de esta condición, es decir, también serían, entre otras, distintas formas de esnobismo. Ni más ni menos.
Tal vez por todo eso hoy día ya no se usa tanto la palabra esnob. Porque de algún modo cualquiera termina siendo más o menos un poco esnob. Aunque yo por mi parte siempre me he creído un poco a salvo de estas cosas, y evito seguir la corriente, como el camarón que no se duerme. Creo que se me quedó muy grabado aquello del Tao Te Ching:
Puesto que el mundo destaca la belleza como tal,
También existe la fealdad.
Si la bondad se toma como bondad,
Entra también la maldad.
Entonces, ante casi todo lo que se dice o se publica por ahí siempre me ubico en la acera opuesta; y si muchos dicen “qué bello”, yo no lo veo tanto; y si dicen “qué bueno”, también lo pongo en duda.
Creo yo que esto me ha mantenido a salvo de ser esnob, aunque haya pasado a veces por oposicionista. Pero el día que ser oposicionista esté de moda, no sabré lo que voy a hacer. Tal vez ya no falta mucho.