
Mujer leyendo una carta,
ca. 1662-1663
Fuente: https://en.wikipedia.org/
¿Se acuerdan de los hermanos Coen? ¿Aquellos de …? bueno les dejo el enlace para que lo vean, que seguro se les refresca la memoria.
A lo que voy. El hilo que une a la películas de estos directores es que las tramas se enredan y empeoran a lo largo de cada historia. Un tipo que tiene deudas y resuelve contratar a alguien que secuestre a su mujer para que su suegro pague el rescate. Pero el asunto se complica y cuando vienes a ver, a la hora ya hay tres muertos y todavía faltan más. Javier Barden anda por la vida con un arma medio rara matando gente a diestra y siniestra. Cosas así.
Bueno, así fue que yo me sentí esta semana. Les cuento: traté de borrar un mensaje de WhatAsapp y le di a borrar chat y se me fue completo. Le pregunté qué hacía a la IA y me recomendó que desinstalara y reinstalara la app. Yo, obedientísima, procedí… para darme cuenta de que había borrado TODOS los chats. Ahí volví a preguntar y me dijo que verificara en la nube si tenía respaldo, pero qué respaldo de mil tormentos, no había nada.
Primero me sentí abandonada a mi suerte, hermanos Coen total, pero después, ya más calmada me puse a sacar mejor la cuenta. Los “chats” de nuestras abuelas eran cartas que guardaban con cintas. Yo inclusive llegué a guardar algunas de las veces que viví fuera y no existía el celular. Terminaron volviéndose un estorbo y no me acuerdo dónde fueron a parar. Ahí, reflexión adentro, me di cuenta de que por fin no era mal de morir, sobre todo cuando traté de recordar la última vez que había revisado alguno de ellos.
Así que borrón y cuenta nueva. Mi memoria que meta la mano.
Lo malo es que a estas alturas no tengo idea de con cuántos gigas nací y menos aún cuántos me quedan. Esa pulga me quedará detrás de la oreja, hasta que se me olvide.
Voy a camino….