Gente que Cuenta

Te cuento que…
por Suzan Matteo

Gustave Toudouze Maurice Leloir Atril press
Maurice Leloir,
El Rey Sol – Inauguración del Hotel Real de los Inválidos, 1931 (detalle)
Fuente: https://commons.wikimedia.org/

Una amiga de Croacia me hizo ver que en mis efemérides diarias se me pasó algo:

¡el 18 de octubre es el Día Mundial de la Corbata! y me echó el cuento.

Para compensar, hoy le dedico estas líneas a ese trozo de tela que nació en el campo de batalla y terminó en las juntas de directorio, sobreviviendo a modas, revoluciones y a más de un cuello apretado.

Todo empezó en el siglo XVII, durante la Guerra de los Treinta Años. Los soldados croatas que apoyaban al rey Luis XIII de Francia usaban un pañuelo anudado al cuello; era parte de su uniforme y servía como adorno y protección. A los franceses les encantó esa forma de usar la tela y la copiaron enseguida, llamándola «cravate», que viene de «hrvatska», que quiere decir «Croacia». Y así, de una palabra y una costumbre militar, nació la corbata.

Luis XIV, el Rey Sol, hizo que esa moda militar se viera bien en la corte. Los nobles competían por ver quién tenía las corbatas de encaje más grandes y bonitas, y las sujetaban con alfileres enjoyados.

Durante el siglo XVIII, los elegantes la cambiaron para que mostrara su clase: cuanto más sencilla y sin llamar la atención, más importante eras. De ahí que la corbata negra con nudo simple se convirtiera en sinónimo de elegancia. Oscar Wilde, siempre con frases precisas, dijo que era «el primer paso de formalidad al que un hombre puede aspirar».

Ya en el siglo XIX, con las fábricas y las oficinas, la corbata se hizo más práctica: estrecha, sobria, símbolo de seriedad y respeto. En el siglo XX, el duque de Windsor hizo famoso su nudo ancho.

La corbata también tuvo sus momentos de protesta. En los años 60, los jóvenes no la querían porque era un símbolo del «sistema»; en los 80 volvió con los que trabajaban en Wall Street y los trajes caros. Hoy ya no es tan obligatoria: los políticos la usan solo para los actos solemnes y algunos diseñadores juegan a quitarla.

En Croacia siguen festejando su invención. En 2003, hasta pusieron una corbata roja gigante alrededor del anfiteatro romano de Pula: ¡808 metros de largo por 25 de ancho! Un récord Guinness.

Así que, ya sea apretada al cuello o suelta al final del día, la corbata sigue ahí, recordándonos que lo importante no es el nudo… ¡sino saber cuándo aflojarlo!

Suzan Matteo Atril press
Suzan Sezille de Matteo es caraqueña, cosecha del 52; ingeniero industrial aplicada al área social; esposa, madre de dos, que ahora abuelea y escribe desde Inglaterra. suzansezille@gmail.com IG @tomadodeaquiydealla
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