
Fuente: @mackinac.vibes
¿Eres de los que piensa que todo lo moderno es sinónimo de progreso?
Viajemos, entonces, a un rincón singular que descubrí «navegando» en internet.
En Estados Unidos, donde los carros mandan, hay una isla que en 1898 los echó para siempre. Mientras Henry Ford cambiaba el mundo del transporte en Detroit, esta gente cerca de ahí prefería el sonido de los caballos y le dijo adiós a los motores.
Se llama Mackinac Island y está en el lago Hurón. Su nombre proviene del término indígena «Michilimackinac», que significa «gran tortuga», por la silueta que recuerda a ese reptil. Los primeros que vivieron ahí fueron indígenas ojibwa y chippewa, para quienes era un lugar sagrado. Después, llegaron franceses, ingleses y estadounidenses a pelearse por ella.
Hoy es un imán para los turistas.
La isla fue escenario de la película romántica «Somewhere in Time» (1980), con Christopher Reeve y Jane Seymour, lo que la convirtió en un lugar ideal para los fans. Llegas en ferry, bajas con tus maletas, alquilas una bici o te montas en un carruaje. No hay bocinas, casi solo se oyen las ruedas en la grava.
El «Grand Hotel» se mantiene en pie, con su porche interminable y ese aire de novela victoriana. Desde sus paseos puedes ver los Grandes Lagos, acantilados, cuevas y el Arch Rock, un arco natural de más de 15 metros de altura. También puedes visitar un fuerte que hicieron los ingleses, restaurado con cosas de la época para hacerlo más interesante.
Huele a heno y también a fudge, un dulce pegajoso convertido en símbolo de la isla. Los turistas son apodados «fudgies», y se lo aguantan mientras esperan para comprar una caja y llevársela de recuerdo.
El contraste con el mundo moderno es brutal. Mientras nosotros pensamos qué carro es mejor, si de gasolina, diésel o eléctrico, Mackinac sigue como hace más de cien años. ¡Hasta el hospital recibe cosas en barco!
¿Atraso o lucidez? Quizá la sabiduría esté en lo que elegimos no tener. Cada cual que saque sus conclusiones. En Mackinac parece que lo tienen claro… ¿Y tú?
