Debo confesarles que no soy amante ni de la TV ni del cine, lo cual no me impide disfrutar de una buena serie o película cuando me invitan a verla. Pero de ahí a contar o recomendar algo sobre el tema…
El género que más disfruto es la comedia, porque si veo TV es para distraerme o divertirme y, sin embargo, les comentaré que lo último que vi (más por tener una actividad de compartir familiar que por gusto) era la serie del momento: The Crown.
Tal vez por estar viviendo en Londres o quizás por estar en ese momento parte de la familia real produciendo buen material para el cotilleo y la farándula, la serie me gustó.
Combina elementos históricos con una narrativa cautivadora y actuaciones destacadas, lo que la convierte en una opción popular para los amantes del drama histórico y los seguidores de la familia real británica.
Ha recibido elogios por su meticulosa producción, su guión y las actuaciones de su talentoso elenco, que cambia cada dos temporadas porque la gente, por más sangre azul que tenga, también envejece. Hasta ahora van cinco temporadas, cada una de las cuales se centra en una década específica de la vida de la reina Isabel II. A lo largo de la serie, se exploran tanto los eventos personales como los aspectos de la monarquía británica, revelando los desafíos y las responsabilidades que enfrenta la reina como jefa de Estado. Uno de los aspectos destacados es su enfoque en los personajes y sus complejas relaciones.
Particularmente me gustó mucho la interpretación de Winston Churchill, al que siempre he considerado un personaje interesante.
Pero ojo: es importante tener en cuenta que, si bien The Crown se basa en eventos y personas reales, algunos aspectos y personajes tal vez han sido maquillados. La vida real no es siempre lo que queremos que sea, con los personajes que queremos que sean sino con los que son. Y a esos, a veces, es conveniente ayudar a lavarles la cara.
Así que les invito a prepararse un buen té, eso sí, a la inglesa: con su chorrito de leche o sus gotas de limón; prepararse unos ricos sandwichitos de pan blanco, mantequilla y pepino rebanado bien fino y sentarse frente a la tele a ver de corrido las 5 temporadas.
¡God save the Queen! O para actualizarnos ¡God save the King!
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