Gente que Cuenta

Calateas,
por Lucy Gómez

Calatheas Atril press

Calatea de flores amarillas, originaria de Brasil – S. Watts Strong Water, ilustración de M. Mart, del Botanical Register
Fuente: https://www.meisterdrucke.ie/

Para quienes aman las plantas, pero no están dispuestos a cuidar un huerto y las flores les parecen difíciles, hay una solución a la mano: las hojas. Siempre están allí.

Les cuento de una planta cuyo verde no es aburrido, ni se vuelve un arbusto imposible de domar, lleno de insectos molestos cuando hace calor y sorprendentemente mustio cuando hace frío. No, estoy hablando de unas plantas de interior que tienen todas las ventajas: colorido, resistencia, tamaño adaptable y simpatía: las calateas.

Se caracterizan porque sus doscientas especies alternan hojas verdes, amarillas, rosas y púrpuras en diseños distintos. Alcanza un metro o metro y medio de altura.

Las hay de hojas redondas con rayas horizontales verde claro sobre verde oscuro, la  Orbifolia; con  un patrón de rayas en forma de plumas, la Pavo Real . Está la Órnate, que en sus hojas verde oscuro, exhibe rayas rosadas muy finas. Otra variación con rosa es la Roseopicta, con diversos patrones, inclusive una con solo el borde verde. Luego, la Zebrina, con marcas en forma de piel de cebra, verde muy claro sobre verde oscuro y otra con hojas peludas y suaves, la Rufibarba o Calatea Terciopelo: su parte superior es verde oscuro y el envés, púrpura rojizo.

Un híbrido espectacular es la Sunburst, con su patrón amarillo girasol sobre fondo verde pino.

Son moneda corriente en Brasil y Perú, donde las llaman Plegaria o planta Cebra.

Vienen de zonas con poca luz, de selvas donde viven bajo los árboles o en senderos escondidos y húmedos. En zonas de clima templado, son perfectas plantas de interior: no les puede dar el sol directamente, las quema. Ponlas en un sitio iluminado, donde entre luz filtrada.

La temperatura que les gusta está entre 18 y 25 grados, trata de calentar el ambiente si baja mucho más y controla la humedad. Si tocas la tierra y se siente húmeda, no riegues más.

Nada de platos con agua por debajo eternamente, porque atraen hongos. El ritmo de riego es cada diez o doce días.

El sustrato debe ser muy poroso, suelto y orgánico:  fibra de coco, turba y un poco de humus de lombriz a partes iguales. Trasplanta cuando las raíces se salgan de la maceta. Abona cada 15 días, lo máximo una vez al mes. Aceptan humus de lombriz, compost, estiércol, té de plátano, cáscaras de huevo o fertilizantes a base de guano. Cualquiera de estos, sirve. Se mezclan bien con el sustrato, no solo se le echan por encima.

Lucy Gómez
Lucy Gómez Periodista, egresada de la Universidad Central de Venezuela. Fue jefe de redacción y de la sección política, de varios diarios de Caracas y Valencia, durante más de veinte años. es experta en el cultivo de huertos de hortalizas y flores. lucygomezpontiluis@gmail.com
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