Buenos días y buen domingo para todos. Bienvenidos a nuestra nueva edición, preparada especialmente para ustedes por la gente que cuenta. Esperamos que sea de su agrado.
Esta semana, José Manuel Peláez nos cuenta que fue testigo en un bar de la discusión entre dos señoras, y aprovecha la situación para reflexionar sobre el papel de quien grita y el de quien se mantiene sereno. Suele suceder.
Seguimos con Lucy Gómez y las calateas, unas plantas ideales para quien no quiere meterse a fondo con un huerto ni pretende cultivar flores. Son más de doscientas especies con hojas de todos los colores. Como siempre, nos explica cómo cultivarlas.
Leonor Henríquez escribe sobre los triángulos, esos particulares instrumentos musicales que, aunque sutiles, marcan la diferencia, mientras Luli Delgado nos cuenta que, sin querer, perdió todos sus chats de WhatsApp y cómo su sensación fue evolucionando.
Alfredo Behrens nos habla de un local comercial del que debe haber muy pocos en el mundo, y Mayte Navarro nos trae la crónica de la visita del príncipe de Gales a Brasil, un verdadero paréntesis entre tanto malestar.
Jeraige Reinoso nos explica cómo el movimiento rítmico y la respiración consciente hacen la diferencia en nuestro organismo y Victorino Muñoz concluye que el esnobismo ha evolucionado con el florecimiento de las redes. Cerramos con Suzan Matteo, quien hace un recorrido histórico y emocional por los caramelos.
Además, tenemos El mundo de Clara, un ahorcado cortesía de Angélica Tovar, así como una nueva selección de Cartas a la gente que cuenta.
Les recordamos que está disponible nuestro Newsletter, para quienes deseen recibir Atril en su correo electrónico, y la sección Cartas a la gente que cuenta, a la cual pueden escribirnos a través de contacto@atril.press con sus comentarios y sugerencias.
También reiteramos nuestro compromiso de acompañarlos cada semana con nuevas apuestas editoriales, así como nuestra gratitud por la manera en que las reciben.
Esta semana los dejamos con la obra Después de la tormenta, del pintor ruso Boris Kustodiev, y, como de costumbre, sobre su nombre dejamos un enlace con su biografía.
Un placer tenerlos con nosotros y hasta nuestro próximo encuentro.
Saludos,
La gente que cuenta

Después de la tempestad, 1921
Fuente: https://www.wikiart.org/