
Enigma de la partida, 1914
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Dicen que el amor está en los detalles. El azul profundo de los ojos de su esposa, el aroma que flotaba en el aire cuando ella se acercaba, la sutil mezcla de su perfume favorito con el jabón que solo ella usaba. La banda sonora de la casa, el gusto musical que amenizaba los fines de semana.
Sin embargo, la vida es exigente. Con el paso del tiempo, Juan dejó que la pesada rutina lo cegara. Dejó de prestar atención.
El lapsus salió a la luz en una cena con una pareja de amigos. «Juan, ¿de qué color son los ojos de tu esposa?», le preguntó uno de ellos, casualmente. El tenso silencio de João, el tartamudeo, la vergonzosa evasiva… Los ojos de ella no habían cambiado, pero él simplemente lo había olvidado. La incomodidad de su esposa era palpable.
Poco después, ella cambió el corte y el color de su cabello. João no se dio cuenta. La indiferencia se convirtió en rutina.
El golpe final llegó el día en que ella cambió de perfume. Un aroma familiar, el mismo que usaba su amante. Distraído por el recuerdo reciente, Juan se volvió hacia su esposa y la llamó por el nombre de la otra.
Hoy, Juan se pregunta por qué su matrimonio naufragó, sin aun darse cuenta de que la respuesta estaba en la colección de detalles que decidió ignorar.