Fuente: https://stockcake.com/
Aun a pesar de que no me considero precisamente un adicto al teléfono ni paso demasiadas horas viendo contenidos de manera incesante – gracias, sobre todo, al hecho de que no tengo TikTok ni Threads, entre otras redes–, desde hace un mes decidí disminuir el tiempo frente a la pantalla, logrando llevar el consumo a menos de una hora: algo así como 45 minutos en promedio por día.
Un verdadero logro, si tomamos en cuenta que las estadísticas mundiales sitúan dicha media en unas cinco horas diarias, variando según los distintos países; y tomando en cuenta también que el teléfono celular se ha convertido en un útil para muchas cosas (por ejemplo, lo usamos para operaciones bancarias o como biblioteca) y en sustituto de los medios tradicionales de entretenimiento, como la televisión y la radio.
Para esto, tuve que renunciar a algunas de mis actividades favoritas, tales como publicar mis habituales manchetas o graffitis en Facebook (cosa que habrán extrañado mis escasos lectores), o discutir en foros sobre baloncesto, lo cual me consumía mucho tiempo, teniendo que bregar con gente tonta o que se hace la tonta, vaya usted a saber la diferencia.
Me preguntarán si me siento mejor con esta disminución del tiempo de uso del celular. Pues, la verdad, no sé. Sigo haciendo ejercicios, igual que siempre, ya que no soy una persona sedentaria. Esto no ha variado. Lo que sí me sucedió fue que empecé a notar en la casa mucha acumulación objetos inútiles; y me dio por botarlos y hacer limpieza profunda. Además, no había pintado las paredes desde los tiempos anteriores al Covid (A.C), había grifos que goteaban, perros que no se bañaban, etc.
Y me di a la tarea, o a las tareas… He quedado algo, más bien bastante, cansado; y he incurrido en unos gastos imprevistos, entre pintura, utensilios, tuberías y demás. Entonces, me dije: “ya va, aquí hay que poner un freno. ¿Dónde estará el bendito teléfono celular…? Ah, aquí estás…”
Conecté, pues, el aparato para cargarlo y me dediqué a ponerme al día y responder comentarios y publicaciones. Tenía en total unas mil notificaciones entre Facebook, X (antes Twitter), Instagram, LinkedIn… más los correos. Un buen rato para estar entretenido y olvidarme de que por andar de oficioso gasté por adelantado todo lo que se suponía debía alcanzarme hasta finales de enero.
Aprovecho entonces para las respectivas salutaciones decembrinas. Feliz navidad y feliz año nuevo para ustedes. Nos seguimos leyendo en 2026.
