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Desde que la inteligencia artificial se hizo cargo de todos nosotros y los chinos y otros más empezaron con lo de las fake news, ya uno no sabe a quién creerle. Como decía una señora de mi época de Caracas: “es que yo no creo en la electricidad ni aunque vea el foco prendido”. Eso fue muchos años atrás. ¿Qué dirá ahora? En fin.
A lo que voy es que, si bien es verdad que esto de las mentiras es incontrolable, no creo que fueran ni los chinos ni la IA los padres de la criatura.
Seguro todos recuerdan aquellas propagandas fantásticas de mayonesas, chocolates y whisky escocés, respectivamente cremosas, medio derretidas y, para los que les gusta beber, irresistibles.
Pues por ahí ya venía la cosa. Las de crema de afeitar, cubos de hielo de acrílico y otros recursos que nos hicieron soñar en los intervalos de nuestros programas favoritos fueron incontables. Barniz para los panes, celofán, cartones, lavaplatos… y por ahí pica y se extiende, es impresionante. ¡Todo mentira!
En algún momento trabajé con publicidad y tenía más o menos una idea, pero en estos días me topé con este video y me di cuenta de que no podía menos que compartirlo con ustedes. Lamento quitarles el poquito de ingenuidad, si acaso todavía les quedaba, pero tampoco el Ratón Pérez es para siempre.
Ahora, de lo que sí no sé si están enterados, es que esas mesas opíparas que aparecen en el cine a menudo también forman parte de las fulanas mentiras.
Resina, plástico, colorantes, cera, espuma… vale todo. Además, tienen la ventaja de que, como no se dañan, aguantan varios días de rodaje en caso de que haga falta. Inclusive existen tiendas especializadas donde la dirección de arte —y más específicamente los llamados estilistas culinarios— pueden ir y comprarse o alquilar la “mesa” que necesiten, y después del rodaje guardarla o devolverla con el resto de la utilería, como se hace, digamos, con los sombreros de época.
Buscando información, encontré una frase de la chef Chris Oliver: “para una escena de Acción de Gracias, por ejemplo, necesito de ocho a veinticuatro pavos, porque cada vez que cortan un pavo, necesitan uno nuevo”.
Eso somos desde hace rato: incautos e ingenuos que nos dejamos llevar por todo lo que pasa delante de nuestros ojos. Que por lo menos estemos al tanto…
