¿Cómo reaccionaría si recibiese un Tweet imposible de rastrear o borrar en el que le ordenan “dejar de mentir”, le conceden un plazo de 48 horas para hacerlo, y el remitente es el mismísimo Dios?, ¿Qué haría?; ¿lo ignora?;¿ lo consideraría una broma?; ¿pensaría en un hacker?; ¿lo investiga, o lo cumple? Esas dudas generaron las angustias, reflexiones y situaciones que vivieron 305 millones de usuarios, en la novela de ficción El Tweet de Dios. Desde el lanzamiento de la bomba atómica al final de la segunda guerra mundial, el mundo no había sufrido cambios tan profundos en un período tan corto.
A través de la novela se desarrolla el tema de la mentira como medio para el logro de los objetivos de algunos, mostrando todo lo que son capaces de hacer para crearlas y mantenerlas.
Mentiras y verdades, el bien y el mal han sido temas que siempre me han fascinado. El mal y la mentira siempre han existido, de hecho, en la propia naturaleza el mimetismo que presentan algunas especies, son simplemente “mentiras”, una forma de parecer lo que no son. Pero, tienen un propósito… la supervivencia.
Ahora, ¿qué pasa con los humanos?, ¿necesitamos mentir para sobrevivir? De verdad no lo creo, solo que de alguna manera ella se utiliza para conservar el poder, obtener más dinero, lograr un ascenso en el trabajo, conservar nuestra pareja…
Decirle a un niño que su abuela querida está de viaje para no revelarle que ha muerto, es mentir, una mentira que persigue un fin noble, que el pequeño no sufra. Esto es muy diferente a aprovecharse de la ignorancia y engañar a un país o al mundo entero, sabiendo que esas mentiras originarán miseria, muerte y dolor en cientos de miles de personas.
La pandemia que vivimos en el 2020 originó una especie de “Gran Convención” de las mentiras, a la cual ningún sector dejó de asistir: los gobernantes de turno, los políticos, los científicos, los empresarios, los industriales… hasta los espontáneos con la generación de Fake News.
Como médico, inmunólogo, con una larga trayectoria en la industria farmacéutica, encontrar que apenas el 10% de lo que se afirmaba era verdad, fue un detonante. Ver como cada sector trataba de obtener ganancias explotando mentiras o exageraciones resultaba nauseabundo. Controlar la población fue ideal para muchos gobiernos; vender las mascarillas “X” fue excelente para algunas empresas; ni qué decir de la guerra de las vacunas.
La pandemia sí ocurrió, el virus sí existe, pero muchos de los millones de muertos fallecieron como consecuencias de las mentiras. Haber escrito sobre esto hubiese sido como decían los abuelos “llover sobre mojado”. Un grupos de personas muy calificadas y responsables lo estaba haciendo, aunque penosamente su opinión e información era diluida entre los cientos y cientos de opiniones amarillista e irresponsables, a la que muchos medios daban prioridad.
Así nació El Tweet de Dios, una novela de ficción ambientada en nuestro tiempo, con nuestras realidades, que por una parte muestra hasta dónde es capaz de llegar un ser humano por mantener una mentira, sin importar las consecuencias; y por la otra, trata de motivar al lector a adoptar una actitud mas escéptica y reflexiva sobre las noticias e información que día a día nos llegan a través de nuestras redes e Internet.
Luis Alejandro Rodríguez Castillo es médico venezolano, Master en inmunología del IVIC y Nebraska University. Fue Scientific Adviser en Sandoz Switzerland. Escritor y guionista para la ciencia. Desde hace varios años escritor para el espíritu. Autor de “El Tweet de Dios”.