La Cenicienta malvada, por Luis Alejandro Rodríguez
Cuando percibimos algo como “inocente”, subestimamos el daño que nos puede causar. Este es el caso del estrés oxidativo.Al igual que la diabetes o la hipertensión, el estrés oxidativo afecta a todo el cuerpo. Nadie dice “Yo soy hipertenso del brazo derecho” o “Yo soy diabético de la cintura para abajo” pero sí puede haber oído a alguien decir: “tengo la piel dañada por el estrés oxidativo”.Las enfermedades que afectan a todo el organismo, dependiendo de las características individuales de cada uno de nosotros, pueden lesionar a unos órganos más que a otros. El estrés oxidativo puede mostrarnos el daño que provoca en la piel, pero no quiere decir que no esté atacando igualmente los otros órganos del cuerpo, por lo que en un futuro podría aparecer además del daño en la piel, Alzheimer, Parki...