Estaba sentada en las escaleras de emergencia de un hospital, observando a las personas a mi alrededor. Había rostros marcados por la preocupación, el miedo y, en algunos casos, la desesperanza. Todo comenzó con una pasantía, en espera del turno para evaluación final, era joven y, como muchos, creía que la prevención de la salud era algo de cultura general, no algo necesario de cultivarse. Pero ese día, mientras escuchaba en los pasillos hablar sobre las incomprensiones de la explicación médica, me di cuenta de lo valioso que era saber expresarle al familiar o al paciente lo que ocurría, y sobre todo hablarles de las enfermedades prevenibles que me impactan profundamente, porque muchas lesiones podían haberse evitado con información adecuada y cambios en el estilo de vida.
Salí de ese pasillo con una nueva perspectiva. Me di cuenta de que la difusión de la información confiable es muy valiosa. Decidí que quería hacer algo al respecto. Comencé a investigar sobre salud preventiva e integrativa y me topé con la Psiconeuroinmunología (PNI), una disciplina que estudia la interacción entre la mente/espíritu, el sistema nervioso y el sistema inmunológico y sistema endocrino. Fue mágico cómo esta disciplina demostraba que nuestra salud no es solo el resultado de factores físicos, sino también de nuestras emociones, pensamientos, comportamientos y ambiente.
Decidí formarme en PNIE y empecé a aplicar estos principios en mi propia vida. Los cambios fueron notables: me sentía más enérgica, menos estresada y más equilibrada emocionalmente. Me di cuenta de que estos beneficios podían extenderse a otras personas si compartía mis conocimientos. Inicié un pequeño espacio personal, escribiendo artículos sobre cómo gestionar el estrés, la importancia de una alimentación equilibrada, la relación entre el sueño y la salud y otros temas relevantes. Al principio, mis lectores eran principalmente amigos y familiares, luego el círculo se amplió y descubrí cuánta verdad hay en la premisa de que información es poder. Las personas comenzaban a enviarme mensajes agradeciéndome por los consejos y compartiendo sus propias historias de transformación y mejoría, creando así el sentir de que estoy cumpliendo con mi propósito.