Gente que Cuenta

Pacheco,
por Luli Delgado

Pacheco Atril press
“Con el tiempo la gente comenzó a asociar el nombre del florista a las temperaturas amenas de finales del año…”
Fuente: https://labs.envato.com/image-gen

Según nos han ido contando a una generación atrás de la otra de niños caraqueños, en Galipán vivía un señor llamado Pacheco dedicado al cultivo de flores. Cuando llegaba diciembre, cargaba su mula con todas las flores cosechadas y bajaba a Caracas por el llamado Camino de los españoles y junto a otros “galipaneros” las vendía en el mercado de San José. Con el tiempo la gente comenzó a asociar el nombre del florista a las temperaturas amenas de finales del año, y de ahí vino que cuando en diciembre en Caracas comienza a hacer frío, la gente dice: “bajó Pacheco”. Después el nombre adquirió vida propia, al extremo de que cuando decía “¡hacía un Pacheco!” ya queda claro qué queremos decir.

Pero Pacheco no es la única referencia de los nacidos en la otrora llamada Sultana del Ávila. Petare, al oeste del valle, es otra referencia fundamental. Nos queda para siempre, no importa dónde estemos, aquello de que “si Petare se pone oscuro es porque viene lluvia”. Yo soy de las que todavía ve hacia el oeste a ver si está nublado, aunque que mi oeste ahora queda en otro lado.

Son referencias que se cuelan en nuestra maleta emocional y a pesar de que categórica afirme una y otra vez que no soy una persona nostálgica, siguen ahí, como halándome las orejas para que de mi brazo a torcer.

También mantengo la expresión “cordonazo” cuando llueve muy fuerte. Suelo decir frases tipo: “Aquello parecía el cordonazo”, refiriéndome a otra tradición criolla que garantiza que San Francisco acude al llamado de sus fieles implorando por agua, y con el cordón de su hábito golpea cada año las nubes para que caigan lluvias torrenciales, esto justamente alrededor del 4 de octubre, onomástico del santo.

Esto viene a cuento, porque aquí sin más amanecimos por lo menos unos diez grados menos de lo que estábamos viviendo y, adelantándose al calendario oficial, los árboles iniciaron su lento cambio de color. Mi sorpresa fue cuando Alfredo me dijo sin más: “tenemos que sacar los edredones, porque bajó Pacheco”.

El querido florista nunca imaginó que protagonizaría el otoño europeo, como tampoco le debe haber pasado por la mente que un día formaría parte del léxico de un montevideano, quien, dicho sea de paso, también compra pan de a locha, pero esa es otra historia.

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Luli Delgado es periodista venezolana, Master en Artes de Cine y  Video – por The American University, Washington, DC. Fue Directora Ejecutiva de la Fundación Andrés Mata de El Universal de Caracas, y Gerente del Centro de Documentación de TV Cultura de São Paulo. Es autora de varios libros y crónicas. delgado.luli@gmail.com

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