
Santa Cecilia, 1862
Fuente: https://www.wikiart.org/
Hay días que invitan a pecar aunque sea un poquito.
Ayer, 22 de noviembre, Santa Cecilia tocaba su arpa en el calendario y nos recordaba que hubo un tiempo en que la música servía para salvar almas. Hoy, domingo 23, llegó el Día Internacional del Café Expreso: esa otra forma, más terrenal, de redimirlas. Dos días seguidos para gozar (uno celestial, otro mundano). El primero nos inspira y eleva; el segundo nos despierta y nos pone las pilas.
Santa Cecilia, mártir y patrona de los músicos, fue decapitada por negarse a renunciar a su fe. Cuentan que, mientras moría, seguía oyendo cantar a los ángeles. No me declaren blasfema, pero yo sospecho que, si hubiese tenido a mano un buen espresso, también habría resistido mejor el suplicio. En el fondo, fe y cafeína son parientes cercanos: ambas nos mantienen activos, aunque la vida sea dura.
El Día del Músico empezó en Edimburgo, como por 1695, cuando a alguien se le ocurrió festejar a los sonidos. Alemania, Francia y España se unieron más tarde, y desde 1920 Brasil puso el toque tropical que acabaría contagiando a toda América Latina. Años después, el gran Joaquín Rodrigo, nacido el 22 de noviembre de 1901, escribiría su Concierto de Aranjuez y demostraría que el alma también tiene cuerdas.
Y luego está el café. El expreso, rápido, fuerte e intenso como un solo de trompeta. Italia lo convirtió en religión y el resto del mundo en adicción. No hay sinfonía que lo iguale: agua caliente, presión justa, una taza de porcelana (nunca de vidrio, por favor) y esa espumita dorada que parece pintada por Caravaggio. Lo demás son variantes: capuchinos, cortados, «lungos»… toda una orquesta de sabores para una misma partitura.
Así que, entre Santa Cecilia y el café expreso, este fin de semana es genial y merece un aplauso. El sábado nos recordó que la belleza puede ser un acto de fe; hoy domingo, que también se puede creer en algo tan simple como una taza de café caliente al despertar. Porque hay músicas que se escuchan… ¡y otras que se toman!