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Tenía rato con ganas de hablarles de este animalito tan raro y peculiar: el ornitorrinco.
Él es la prueba viviente del humor del Creador, ¿no les parece?
Y es que la naturaleza, en este caso, pareciera que trabajó un viernes a última hora, ya con ganas de irse a casa.
Imagínense la escena: alguien derrama en la mesa de diseño un pato, un castor, un mamífero primitivo y un toque de picardía evolutiva, y decide que, total, ya es fin de semana, así que mejor dejarlo así. El resultado fue este animal australiano que parece broma, pero funciona como un reloj.
Para empezar, pone huevos. ¡Huevos! Esto desconcierta a cualquier persona que jura saber cómo se supone que se debe comportar un mamífero. ¿Se imaginan una clase en Melbourne, por ejemplo, donde el maestro explica las características de los mamíferos y sale un muchachito a levantar la mano y decir «pero profe, el ornitorrinco es mamífero y nace de un huevo»?
Luego, la hembra incuba sus tesoros en una madriguera mientras el macho luce un espolón venenoso en la pata trasera, un detalle que demuestra que incluso los bichos más graciosos guardan sorpresas desagradables. Ese veneno no mata, pero dicen que provoca un dolor tan insistente que uno jura en arameo.
El pico, flexible y gomoso, está lleno de sensores eléctricos que le permiten detectar cualquier criatura que se mueva bajo el agua. Todo esto mientras bucea con los ojos, oídos y nariz firmemente cerrados. Yo, que a veces no puedo encontrar las llaves dentro de mi propia cartera, y este animalito localiza presas enterradas en el barro sin mirar. Un espectáculo.
Para rematar, no tiene dientes. Mastica con placas córneas lo que guarda en unas bolsitas en las mejillas. Un método discreto y elegante que muchos agradecerían para ciertos almuerzos formales.
Entre inundaciones, ríos cada vez más sucios y sequías, el ornitorrinco enfrenta más problemas que un turista sin GPS. Pero, aun así, sigue ahí, nadando con su aire de criatura inventada a medianoche, como recordándonos que, por más raro que parezca algo, siempre puede salir adelante si sabe flotar.