Gente que Cuenta

Te cuento que…
por Suzan Matteo

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Helene Schjerfbeck,
La muchacha pelirroja, 1915
Fuente: https://www.wikiart.org/

Siempre fueron pocos y, quizá por eso, sospechosos.

Ellos, los que hoy celebran su día: ¡los pelirrojos!

Ese, si acaso, dos por ciento escaso de la humanidad, gracias a una variante del gen MC1R, ha cargado con siglos de supersticiones, insultos y chismorreos. En la Edad Media, un mechón rojo podía bastar para que lo miraran a uno como si llevara el demonio en la nuca. De hecho, hubo inquisidores convencidos de que las brujas tenían cabello rojo y ojos verdes, así que, sin más, las mandaban a la hoguera.

Sin embargo, la historia está plagada de melenas encendidas en tronos y palacios.

Ahí tienen a Isabel I de Inglaterra, con su pelo rojizo lleno de joyas y su piel de porcelana instaurando la «edad de oro»; y al emperador Nerón, cuya cabeza ardía del mismo color que Roma cuando la incendió. No hablemos del terrible Harry, que bastantes dolores de cabeza está dando a su padre y a su hermano.

Después no saben por qué se les asocia con un temperamento explosivo… Pero, curiosamente, la ciencia moderna dice que los pelirrojos no son más coléricos que el resto de la humanidad, sino más sensibles al dolor y al frío.

Hoy, lo que antes fue estigma se celebra como rareza de lujo. Por eso es que tantas mujeres se tiñen de ese color.

En Breda, Países Bajos, desde 2006 existe un festival que reúne a miles de pelirrojos de todo el mundo (a los de verdad, no a los pintados) para glorificar lo que antes se escondía. De allí salió, por cierto, la idea de que hoy fuera su día.

Pero vean: la ciencia advierte que la globalización y las mezclas de ADN podrían hacer aún más escasos a los pelirrojos. Tal vez, dentro de algunos siglos, no quede ni uno. Y entonces los pelirrojos serán como los unicornios: personajes de leyenda que un día caminaron entre nosotros.

Al final, ser pelirrojo ha pasado de ser casi una maldición a un privilegio raro, como si la genética hubiera querido regalarle al mundo un puñado de llamas humanas que nos recuerdan que, en lo distinto, está el verdadero espectáculo.

Suzan Matteo Atril press
Suzan Sezille de Matteo es caraqueña, cosecha del 52; ingeniero industrial aplicada al área social; esposa, madre de dos, que ahora abuelea y escribe desde Inglaterra. suzansezille@gmail.com IG @tomadodeaquiydealla
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