Conseguir higos dulces y deliciosos es el resultado de una combinación de buena maduración, variedad adecuada, condiciones óptimas de cultivo y cuidado durante la cosecha. Aquí en Inglaterra son bien insípidos… ¿Será por el clima?
¡Nada como unos bañados en chocolate que probé hace añales en Italia! Claro, no podría asegurar que eran higos. Tal vez eran brevas…
Son dos frutos que, aunque a simple vista parecen gemelos, tienen sus diferencias. Ambos son ricos en fibra, minerales y antioxidantes, y sus beneficios para la salud van desde mejorar la digestión hasta ayudar a mantener la piel joven.
Su historia comienza en la mitología griega, donde se les atribuían propiedades casi divinas. De hecho, el dios Dionisio, amante del vino y el exceso, tenía un vínculo especial con ellos, pues se creía que representaban la fertilidad y el placer. En el Antiguo Egipto, se les consideraba un alimento sagrado, mientras que en Roma se les ofrecía a Marte, dios de la guerra, para garantizar la victoria en la batalla.
La breva es el fruto de la primera cosecha de la higuera, que madura en verano, mientras que el higo corresponde a la segunda, hacia principios de otoño. Es decir, la misma planta produce primero brevas y después higos.
Es que las brevas son en realidad frutos que no llegaron a madurar debido al frío, quedándose en estado de yema hasta la primavera. Son más grandes y menos dulces que los higos, con un tono morado por fuera y carne blanca o rosada. Los higos son verdes, de tamaño más pequeño y sabor más intenso.
Bueno, y los estoy llamando frutos cuando técnicamente son una infrutescencia, lo que significa que en su interior albergan muchas pequeñas flores.
Me explico: las higueras no florecen como otros árboles; sus flores crecen dentro de una estructura en forma de pera que se convierte en el higo. Cada semilla crujiente que se siente al morder es en realidad un pequeño fruto. ¡Un jardín encapsulado!
Para complicar un poco más la cosa, su reproducción depende de unas pequeñas avispas especializadas que transportan el polen y permiten que las flores ocultas dentro del fruto se reproduzcan. Si al abrir el higo no consigues la avispita, es porque en la mayoría de los cultivos actuales las higueras se autopolinizan y no las necesitan.
¡Deséenme suerte en la próxima compra!