Fuente: @royalfamily_windsor
Si la simplicidad rigiera al mundo, podríamos decir que en la casa real británica el bien triunfó sobre el mal, porque la figura del príncipe acosador, con poca vergüenza y sin escrúpulos la opacó el joven príncipe que ama la naturaleza y es una de las voces que busca salvar al mundo de su autodestrucción.
Esto lo comento porque en estos días presenciamos la caída del duque de York, quien no solo perdió el título otorgado por su madre Isabel II, sino que también dejó de ser un príncipe para convertirse en el señor Mountbatten que busca afanosamente una nueva casa porque Royal Lodge, por órdenes de su propio hermano, el rey Carlos III, debe entregarla.
Pero mientras estos acontecimientos continúan su curso, William, el heredero a la corona, viajó a Brasil, donde la magia de Río de Janeiro le devolvió la alegría, dejando de lado el distanciamiento propio de su investidura para dar paso al líder cercano, que con soltura se quitó los zapatos para comportarse como otro carioca que hace deporte en la playa más famosa del mundo.
El príncipe de Gales no sintió temor de saludar en portugués el día de la entrega de los premios EarthShot 2025, que por primera vez se suceden en Suramérica. Esta vez la Cidade Maravilhosa, con su espontaneidad y exuberancia, hizo olvidar a William el rígido protocolo real para mostrar su carisma. Se interesó por el medio ambiente y por la vida en las favelas. Se acercó a los niños de escasos recursos con los que se tomó varios selfies.
El objetivo de esta visita fue entregar el premio anual Earthshot, dotado por un millón de libras esterlinas a cinco proyectos para proteger al medio ambiente. Los ganadores fueron: Proteger y restaurar la naturaleza: re.green, Brasil; Limpiar nuestro aire: la ciudad de Bogotá, Colombia; Revivir nuestros océanos: El Tratado de Alta Mar, Global; Construir un mundo sin residuos: Semana de la Moda de Lagos, Nigeria y Solucionar el problema del cambio climático: Friendship, Bangladesh.
