Dicho sea de paso. La TV era en blanco y negro, con una antena de bigote y cuando la prendías tenías que esperar que se calentara el “tubo”…
Efectivamente, es mi número de cédula, y ya de una vez se los doy para yo misma prenderle la luz al fantasma.
Es que quiero hablarles de nuestra TV de infancia a propósito de una nota que leí en El País que señala que, según los sondeos, el promedio de edad de los televidentes es de 60 años.
Me metí a averiguar un poco más por descargo de conciencia y resulta que esa es la tendencia en buena parte de los países de este lado del planeta.
Las redes, YouTube, los canales de streaming se la han ido llevando por delante. No creo que sea noticia fresca, pero sí me parece traer a cuento algo que las generaciones que vienen más atrás probablemente nunca conozcan. Me refiero al misterio y la falta de información con la que convivimos nosotros. Me explico.
El Zorro, pongamos por ejemplo, se transmitía creo que todos los días a las 6:00 pm. Uno se sentaba a ver aquello sin tener idea de qué iba a pasar, porque la promoción de la serie se limitaba a anunciar ¨las nuevas y emocionantes aventuras”, y eso como mucho. Si por una u otra te lo perdías, a lo más que podías aspirar era a que te lo contaran al día siguiente en el colegio, pero eso de reprise, o grabarlo en video, o verlo on line otro día, fueron pasos que la tecnología fue dando poquito a poco, pero que en nuestra infancia ni se soñaba con que existirían.
Tampoco había lo que hoy en día se conoce como temporadas. Aquello era una ristra de programas uno atrás del otro sin mucha ilación y, si mal no recuerdo, sin que pasara nada nuevo: En el caso que nos ocupa, el Capitán Monasterio hacía una escaramuza, y El Zorro aparecía para resolver el asunto, siempre perseguido por los ineptos Sargento García y Cabo Reyes, quienes terminaban irremediablemente fracasando en su intento por atrapar al astuto adalid de la justicia.
Y ese cuento nos lo echaban una y otra y otra vez, y nadie protestaba. ¡Al contrario! Esperábamos con ansiedad el próximo capítulo, y no solamente de El Zorro. Así que me acuerde estaban Meteoro, Camioneros, Viaje a las estrellas, y otros que nunca me dejaron ver, como Un paso al más allá y Combate. La lista es más larga, pero mejor complétenla ustedes.
Hoy los niños tienen una gama enorme de opciones, y cuando “pega” una, viene la seguidilla de videojuegos, nuevas temporadas, blogs de spoilers y detalles de los personajes dentro y fuera de la serie. Ah, y probablemente un álbum de barajitas como el que les mencioné en otra de mis entregas.
No pienso hacerles la tarea. Apenas con la mano en la conciencia pregúntense cuál de las dos formas de entretenimiento les resulta mejor. A ver, a ver…
Fue Directora Ejecutiva de la Fundación Andrés Mata de El Universal de Caracas, y Gerente del Centro de Documentación de TV Cultura de São Paulo. Es autora de varios libros y crónicas.
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