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Espejito…espejito, por José Manuel Peláez
98b, José Manuel Peláez

Espejito…espejito, por José Manuel Peláez

Yo sé que debí negarme, pero la necesidad nubla el juicio y acepté. Un conocido me llamó para pedirme que hiciera un reportaje de “contenido humano” para utilizarlo en su dilatado emprendimiento de redes sociales y medios escritos. - "Algo que conmueva… ¿me entiendes?... pero que no sea lo que todos escriben… ¿me entiendes, verdad?... o sea, original y conmovedor… ¡tú me entiendes!" Se me estaba haciendo sospechosa su insistencia en asegurarse de si le entendía, pero pasé por encima de ese detalle y me pareció que encontrar algo original que conmoviera hoy en día era un reto interesante. Después de tratar inútilmente de encontrar a Manolo, que en cuestiones de originalidad es un clásico, hablé con todos mis amigos, repasé todos los bares conocidos espiando miles de conversacio...
4.090.023, por Luli Delgado
98b, Luli Delgado

4.090.023, por Luli Delgado

ler em portuguêsEfectivamente, es mi número de cédula, y ya de una vez se los doy para yo misma prenderle la luz al fantasma.Es que quiero hablarles de nuestra TV de infancia a propósito de una nota que leí en El País que señala que, según los sondeos, el promedio de edad de los televidentes es de 60 años.Me metí a averiguar un poco más por descargo de conciencia y resulta que esa es la tendencia en buena parte de los países de este lado del planeta.Las redes, YouTube, los canales de streaming se la han ido llevando por delante. No creo que sea noticia fresca, pero sí me parece traer a cuento algo que las generaciones que vienen más atrás probablemente nunca conozcan. Me refiero al misterio y la falta de información con la que convivimos nosotros. Me explico.El Zorro, pongamos por ejemplo,...
El termostato, por Leonor Henríquez
98b, Leonor Henríquez

El termostato, por Leonor Henríquez

read it in EnglishCuando vivía en latitudes donde “el clima no existe”, no hacía falta.Aquí en el subártico, esa pequeña cajita que vive discretamente en un rincón es el núcleo fundamental de la casa.Como un pequeñito cerebro, el termostato controla, regula y conserva la energía del hogar para el bienestar de sus habitantes.Pero lo curioso de esta historia es que, hace poco, me tocó transformarme en uno, sí en un termostato.En uno de esos “tigres” que, con placer a veces mato, me fue comisionado el trabajo de escribir un monólogo desde el punto de vista de un termostato. Habrase visto asignación más prosaica, pensé yo, la que presume de profunda e intensa.El cliente necesitaba un guión para un video publicitario que promovía eso que ahora llaman smart homes.Acepté el reto.Creo que es más f...
¡Cómo es buena la vida!, por Alfredo Behrens
98b, Alfredo Behrens

¡Cómo es buena la vida!, por Alfredo Behrens

ler em português read it in English Yo lo vi, es más, lo viví, y pasó así. Fue en la estación de Metro de la Casa da Música en Oporto hace pocos días. Una joven bonita, pasados sus treinta años, bajaba por la escalera nada mecánica a mi derecha. Por la escalera mecánica a mi izquierda subía un grupo de unos cincuenta muchachotes, vestidos casi todos de negro. Yo bajaba por la escalera mecánica entre ambas, la de los jóvenes que subían y la de la joven que bajaba saltante por su cuenta. Resulta que cuando los muchachos avistaron a esta chica bajando, con enorme alegría empezaron a gritar hurras y vivas y ella se giró hacia ellos y con simpatía les tiró un beso al vuelo, con lo que agitó aún más los vítores de los jóvenes. Señalándome, la joven les dijo que yo era su padre y yo me saqué...
¿No te lo dije?, por David Volcán
98b, Javier D Volcán

¿No te lo dije?, por David Volcán

¡Pensé que te lo había dicho! Es lo primero que se me viene a la cabeza cuando reclamas con esa voz chillona. En algunos lugares me es más fácil escucharte, pero en otros llego a tener ideas descabelladas cuando me atacas. Mientras escucho tu reclamo insistente y repetitivo, no puedo dejar de recriminarme por qué no te lo dije. Tu voz se vuelve una melodía de muy pocos tonos. Una secuencia sostenida e inagotable que me hace preguntar sobre la capacidad de tus pulmones para albergar tanto aire. Ojalá la música subiera repentinamente para no escucharte. Cada vez que volteo a verte, tu boca se abre y salen pequeñas gotas de saliva. Algunos carros pasan con las ventanas cerradas y trato de imaginar la paz del hombre que va solo manejando su viejo carro, o de la pareja que va fumando sin hablar...