¿A alguien le interesa ser auténtico? es decir, que cuando te toquen, vean u oigan, que lo que el otro vea, toque u oiga sea cierto y verdadero.
La respuesta es un rotundo no. No sé ustedes, pero ser cierto o verdadero por completo, tiene que ver con la imagen que tenemos de nosotros mismos. Porque no puedes ser la mitad de verdad y la otra mitad una máscara.
Tratamos de hacernos ver de acuerdo con una imagen que pulimos con cuidado. Es generalmente algo falsa. Se remite a lo que creemos que es nuestro mejor yo, cuando éramos jóvenes, lindos y no habíamos metido demasiado la pata. Que es meter otra mentira, porque ser adolescente o tener veintiún años también tiene lo suyo.
Dado el incremento exponencial de ganancias de las industrias cosmética, estética, de la moda, además de las de profesionales como psicólogos y otros especialistas en vernos y hacernos sentir mejor, hay una gran cantidad de gente, sus clientes, a quienes no les interesa para nada ser auténticos. Es más, prefieren no serlo.
Ser uno mismo y aceptarse requiere un tú a tú con alguien a quien a lo mejor no queremos ver completo. Tenemos lados problemáticos: ese personaje que, aunque esté de acuerdo con alguien o algo no lo dice por temor a comprometerse, esa otra que dice cosas porque sabe que caerán bien, aunque sobre el tema no tenga opinión o tenga la contraria.
O aquella que ha hecho algo de lo que se arrepiente y odia recordar. Inclusive alguien que se comprometió a hacer algo que nunca cumplió.
En fin, que la autenticidad es muy difícil que exista y no está de moda, a menos que sea falsa. ¿A ti qué te parece?