Gente que Cuenta

Despreocuparse,
por Leonor Henríquez

Fernand Leger Atril press
Fernand Léger
Ocio sobre fondo rojo, 1949
Fuente: https://www.wikiart.org/

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        En la “inmensidad temblorosa que nos rodea”, esa que llaman vida, como dijo el escritor finlandés Sillanpää (Premio Nobel 1939, otro de mis “monumentales” recientes descubrimientos), despreocuparse…

Misión imposible.

Este sábado 7 de junio de 2025, cumplo 40 años de graduada de ingeniera civil en la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB).

En aquel entonces pensé que lograr esta meta había sido lo más difícil y estresante que había hecho en mi vida. Luchando contra corrientes con los análisis matemáticos, geometrías descriptivas, termodinámica, mecánica racional (para mí nada racional).

Pero no, lo que venía era más complicado que diseñar un distribuidor trompeta o calcular un puente.

Volviendo los ojos a esas cuatro décadas, entre los momentos más retadores pero gratificantes, se encuentra la época de la maternidad que comienza en ese instante de íntimo regocijo de contemplar por primera vez los ojos de los hijos y atarse en esas miradas para siempre.

Después de ese instante poético viene lo bueno.

Pero sin entrar mucho en detalles sobre las vicisitudes de mi vida, el punto es que ya entradita en lo que llaman aquí “la edad dorada”, uno cree absurdamente que llega al fin el momento de “despreocuparse” y no hacer nada.

Como decía mi osito filósofo Winnie the Pooh, “el único problema de no hacer nada es que uno no sabe cuándo termina” y esta frase que me encanta, me conduce con una sonrisa, a mi reflexión de esta semana.

Aunque los momentos de ansiedad y desasosiego nunca desaparecen por completo, (creo que es mi hobby), ya me llegó la hora de practicar a tiempo completo eso que Oscar Wilde describió como “ocio cultivado”.

Éste consiste en no hacer mucho, pero vivir con intención, apreciando las cosas más insignificantes de la vida.

Consumir el tiempo en la contemplación filosófica es sin duda más satisfactorio que un día en la oficina.

Y es que una jornada bien cumplida de “ocio cultivado”, quizás sea el primer paso para alcanzar esa utopía que llaman “despreocuparse”.

En eso estoy…

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Leonor Henríquez (Caracas, Venezuela) Ingeniero Civil de profesión
(UCAB 1985).
Escritora y aprendiz de poeta por vocación.
De su paso por la ingeniería surgieron sus Cuentos de Oficina (1997), otra manera de ver al mundo corporativo. Entre sus últimas publicaciones se incluyen sus reflexiones sobre el duelo, Hopecrumbs (2020) (www.hopecrumbs.com) y “The Adventures of Chispita” (2021), una alegoría de la vida en el vientre materno. (www.chispita.ca)
Hoy en día comparte sus “meditaciones impulsivas” desde Calgary, Canadá, ciudad donde reside.
leonorcanada@gmail.com

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