Gente que Cuenta

Ejercicio de intolerancia,
por Victorino Muñoz

Indra Dodi Atril press
Indra Dodi,
En otra esquina, 2018

Hace un tiempo conversaba con una muy querida amiga, casi una hermana, y me propuso un interesante ejercicio intelectual: hablar de aquello o de aquellos que no podemos tolerar, por razones que se asemejan tanto al prejuicio, que tal vez no sean realmente algo diferente de ello.

No voy a decir lo que me respondió, porque es asunto de ella y tal vez algún día quiera escribirlo. Pero sí puedo decir lo que respondí yo: no me agradan, no tolero o no soporto (no sé cuál verbo va mejor) a esas personas que han logrado cosas solo gracias a su apellido o una fortuna familiar y que, pese a esto, se creen la gran cosa, como si hubiera mayor mérito en ello.

La verdad, el mundo no es justo ni todos nacemos con las mismas oportunidades. Y no me vengan a decir que el pobre es pobre porque quiere. El hijo de los reyes de Noruega no tendrá que preguntarse nunca qué va a comer al día siguiente; ya tiene asegurada la mejor educación desde que nace (a menos que ocurra una revolución en ese país). No se puede decir otro tanto de un niño nacido en Mogadiscio.

Está bien, esas cosas las puedo entender. El mundo es así. No lo puedo cambiar ni creo que lo intente siquiera. Pero lo que me revienta realmente es que las personas que tienen una ventaja, incluso genética (por ser bonitas, por ejemplo), y que obtienen las cosas así de fácil solo por eso, parece que piensan que ha sido por el fruto de su esfuerzo y no por la pura suerte de nacer como nacieron…

Pero de pronto, en medio de mi perorata, me di cuenta de que todo lo que he hecho o logrado en esta vida se debe en parte a algo que no es propiamente mío, porque no lo hice yo, sino que nací con ello: eso que a falta de una mejor palabra podemos llamar inteligencia.

Y aunque no vivo en la opulencia, gracias a mi inteligencia pude estudiar, sin esforzarme demasiado; me gradué cum laude. Puedo escribir y aprender casi cualquier cosa que me proponga. Trabajo y sobrevivo gracias a ello.

Así que yo también nací con una ventaja y no debería estar criticando a quien saca provecho de la suya. Desde entonces, desde aquella tarde hablando con mi amiga, he tratado de ser un poco más tolerante, incluso con aquellas personas que tienen algo que yo no tengo, o que son un poco más agraciadas físicamente que yo. Lo cual no es demasiado difícil. Y si lo dudan, solo miren la foto de mi perfil.

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Victorino Muñoz
valenciano, autor de “Olímpicos e integrados”, ganador del Concurso de Narrativa Salvador Garmendia del año 2012 y “Página Roja”, publicado en la colección Orlando Araujo en el año 2017.
rvictorino27@hotmail.com
Twitter:@soyvictorinox
Foto Geczain Tovar

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