
Delfines verdes,1984
En la Angoleta el sol es más pícaro que el carajo. Y por eso antes de salir ya te empieza a lanzar duro. El bote de Plácido parece ser lo único que se mueve en el agua a esa hora de la madrugada que sueña con morir. Plácido es un hombre de mar y enfila su bote hacia Cumaná. Estar en el medio del mar con él es una aventura tranquila. El ruido del motor es música en el amanecer. Ya se ve Cumaná cerquita y aparece una escolta de delfines cuando empiezan a apagarse las luces de Caigüire y hacen su aparición los muchachos buenos de la mar con sus lomos grises y el ritmo dulce de su coreografía. El sol está terminando de salir y aquí está Cumaná.
Pues resulta que no lo soñé porque el olor a gasoil no se sueña.

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