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José Alejandro Moreno Guevara

Aguakina y el profesor, por Alejandro Moreno
134a, José Alejandro Moreno Guevara

Aguakina y el profesor, por Alejandro Moreno

El profesor Efraín Subero se sirve una ginebra con aguakina y limón. El vaso tímido deja una aureola muy cerca de un ejemplar de El sentimiento trágico de la vida, de Unamuno. No es la primera vez que ello ocurre. Su joven alumna Lyl Barceló, vivaz y aguda como es, sigue con sus ojos curiosos el discurso del profesor Subero, quien pontifica sobre Gallegos y Doña Bárbara. La joven guayanesa está maravillada con la enorme biblioteca. Efraín Subero sigue su recorrido. Lyl se ha perdido un poco y cuando vuelve el profe está en la prosa de Ramos Sucre. Se detiene y en un tramo de la biblioteca, frente a un Fortunata y Jacinta  de Aguilar hay una botella de ginebra virgencita. El profe refuerza su vaso y sigue su recorrido. del mismo autor Compartir en   Q...
Mucurubá,<br> por Alejandro Moreno
132b, José Alejandro Moreno Guevara

Mucurubá,
por Alejandro Moreno

Mucurubá es un lugar sabroso para pasar una semana, sin embargo Yeison está aburrido al segundo día porque no hay niños para jugar. Al tercer día llega Ángela con José a hacer la limpieza de la casa. Yeison y José ya a los treinta minutos de Ángela estar ahí con su hijo, están jugando en el pequeño patio de la casa donde la familia Mogollón pasa sus vacaciones de clase media de Catia La Mar.No hay forma ni manera de que Yeison no le hable a José del mar, mejor dicho, de la playa. José a sus once años lo más lejos que ha llegado es a Mérida, cuando se fracturó la muñeca derecha.José no ha imaginado el mar hasta ese día; en la escuela no le habían hablado nunca del mar. Por más esfuerzo que hace no logra que su mente le traiga una imagen. Yeison a su vez no concibe que alguien no haya visto ...
Lourdita, por Alejandro Moreno
125a, José Alejandro Moreno Guevara

Lourdita, por Alejandro Moreno

Cada vez que Ramiro Monsalve ve el cielo piensa en ella. No hay manera de que, estirando un poco el cuello para ver hacia arriba estando en la calle, no venga la imagen de Lourdita a su corazón. Y aunque hace tiempo no ha llorado por ella, pues es inevitable tener esa sensación de desasosiego que lo paraliza un poco. Y aunque es una parálisis un poco dulce no deja de ser dolorosa.Para Ramiro, Lourdita ha sido un amor inconfesable. Desde aquella noche no ha vuelto a verla, y aunque él sabe que ellos son así pues la extraña. Sabe que es probable que ella haya muerto, porque los gatos no viven tanto.del mismo autorCompartir en Quiero patrocinar
Benedictino Daboin,<br/> por Alejandro Moreno
121c, José Alejandro Moreno Guevara

Benedictino Daboin,
por Alejandro Moreno

Benedictino Daboin había salido de Monay a los quince años. Nadie en Oslo sabía dónde quedaba Monay y mucho menos la calle de los cañaverales. Benedictino entra a Monay y una leve opresión en el pecho es inevitable. Han transcurrido sesenta y nueve años desde que una mañana lluviosa saliera rumbo a Maracaibo y de ahí más nunca pisar Venezuela.Piensa que ya todos han muerto, le da miedo que esa mezcla de noruego e inglés que ha hablado los últimos sesenta años no le permita hablar bien en español. Ni siquiera sabe a qué ha venido. En tres días estará a miles de kilómetros de su Monay.Al pasar por una vieja bodega escucha una voz en la radio y le llega un temblor. El locutor engolado pregunta a su interlocutor: "Bueno, Don Orestes, díganos algo que recuerde del Monay de ayer". Y el anciano r...
La puerta azul, por Alejandro Moreno
119b, José Alejandro Moreno Guevara

La puerta azul, por Alejandro Moreno

José ríe con inocente ironía porque, a pesar de que un poco más arriba de la casa de puerta azul ha estado en dos o tres ocasiones, no se hubiera imaginado que allí, precisamente allí, es a donde ha venido a dar. Toca la puerta con inusual decisión, tratándose de lo que José fue a buscar para allá. A esa hora La Pastora ya empieza a dormir igualito. José no sabe qué hace exactamente ahí, o mejor dicho,  sí sabe pero incluso ante él mismo pretende disimular. Una muchacha excesivamente buenamoza le abre la puerta azul y lo toma con dulzura por la mano y lo hace pasar a la casa. José siente que su cara está roja. Como médico que es conoce la sintomatología de "las vanidades corporales". Diez minutos después está saboreando los deleites de un cuerpo femenino y su maletín, su sombr...
La oficina de Arelys,<br/>por Alejandro Moreno
117c, José Alejandro Moreno Guevara

La oficina de Arelys,
por Alejandro Moreno

Las oficinas ministeriales suelen ser lugares muy húmedos. Y esa humedad proviene casi siempre de corazones que lloran. Casi nadie lo sabe, pero tan ilusoria y vana es la tristeza como la felicidad más desbordante. Y quizás por esa razón Arelys no tuvo motivo para llorar aquella tarde en que le comunicaron que la editorial en donde había trabajado los últimos catorce años ya no era más. Pensó en su escritorio y en su máquina, aquel espacio le era tan cómodo como la cuna de su sobrina Andrea. No tuvo tiempo para eso que su mamá llamaba "la dulce congoja del ayer". Solo miró el largo pasillo que ya no vería más. Y el camino de salida fue una larga sopa. Prefirió bajar las escaleras y perdida en su descenso oyó de nuevo y por última vez la música de aquel murmullo alegre que le agujereaba el ...
¿Amigo de qué?,<br/>por Alejandro Moreno
114b, José Alejandro Moreno Guevara

¿Amigo de qué?,
por Alejandro Moreno

En una mesa una pareja se toma una botella. Parecen no prestar atención al cantante que desde un rincón de la tasca entona un mix del grupo Niche. Sin embargo, cuando la canción termina aplauden con una pequeña dosis de entusiasmo. El cantante hace su chamba con toda la dignidad y alegría que le da su fuerza. Canción tras canción va sacando música de su alma no importa dónde esté. Siempre trabajando con pasión, cualquier otra cosa no es cantar. Está tan concentrado que apenas se ha dado cuenta de que un hombre mayor lo observa sonreído y entusiasta. El hombre se acerca al cantante y le pide casi que como un ruego agonizante que cante "amigo de qué " de Orlando Contreras. El cantante se emociona de que alguien pida ese tema tan hermoso. Arranca el tema y al hombre se le llenan los oj...
Osmín Infante, por Alejandro Moreno
112a, José Alejandro Moreno Guevara

Osmín Infante, por Alejandro Moreno

Osmín Infante está recostado en su hamaca. Tiene una sensación de bienestar pese a que hace tan solo segundos estaba recordando la vez que vio a un ser vivo morir. Su perro Puchi, que había sido atropellado, y al cual vio agonizar hasta el último suspiro. Desde aquel día ha visto morir muchos seres vivos incluso algunas personas. Se da un baño, se perfuma y luego le reza a José Gregorio Hernández para que le dé salud. Está listo para ir a trabajar, sigue pensando en la cara de Puchi antes de morir. No le gusta su trabajo, pero alguien tiene que hacerlo. Como él mismo dice, no es fácil tener tantos muertos encima. No se siente culpable, pero se siente cercano a ellos. Esta gente tenía familia y gente que los llora. Osmín se despide de su mujer y su hijo. Se monta en el carro pero ...
Valmore Malavé, por Alejandro Moreno
110b, José Alejandro Moreno Guevara

Valmore Malavé, por Alejandro Moreno

Valmore Malavé era un hombre muy ecuánime. Toda la gente de su calle lo llamaba "El Tranquilito". A Valmore le parecía muy tierno que le dijeran así, y aunque odiaba los apodos ofensivos aquel le parecía tierno. Amarilis, su mujer, en cambio era un tizón de candela y cualquier cosa la enfurecía. Un día se oyeron unos disparos. Fueron tres tiros secos sin escándalo. La gente del barrio salió de sus casas y vieron a Amarilis pistola en mano y con los ojos rojos de llanto. Nadie se atrevió a entrar a la casa. Todos temían lo peor.  Nadie entendía lo que estaba pasando. Valmore "El Tranquilito" salió de la casa muy calmado como era él. La diferencia fue quizás que solo traía un paño en la cintura. Todos se calmaron porque Valmore estaba vivo. Amarilis no dijo nada. Tres días después Amarilis e...
La copa de Arturo, por Alejandro Moreno
104c, José Alejandro Moreno Guevara

La copa de Arturo, por Alejandro Moreno

El vino, visto desde cierta distancia, suele dar la impresión de ser más espeso. Eso hace tal vez que uno beba más despacio, lo cual quizás no sea bueno, pero hace que rinda más. Arturo sabe, por experiencia, que toda copa de vino puede ser siempre la última.Y no es que uno se la quiera dar de dramático, pero hay que tomar el vino con los ojos puestos en la necesidad de que el vino se puede acabar precisamente porque uno ya no esté.Arturo vuelve a ver su copa desde más o menos lejos y piensa que en efecto se ve más espeso.del mismo autorCompartir enGente que ayuda Quiero patrocinar
Bernardino Araque, por Alejandro Moreno
102b, José Alejandro Moreno Guevara

Bernardino Araque, por Alejandro Moreno

La primera bodega que hubo en San José de Bolívar fue la de Bernardino Araque. Bernardino era un hombre bondadoso y solitario. Había enviudado muy joven y no se había vuelto a casar. Venía de una estirpe de Bernardinos. De hecho su abuelo Bernardino Araque Mora había entrado a Caracas tres caballos más atrás de Cipriano Castro. En su bodega podía conseguirse desde un rifle de dos bocas hasta un paquete de galletas Arita. Un día le trajeron de La Mesa de San Antonio a una muchacha para que lo ayudara en la bodega y si él quería tenerla de mujercita. Vasilia Benítez tenía dieciséis años sin embargo era toda una mujer. Para Bernardino resultó de gran ayuda aquella muchacha en flor que era una máquina imparable de trabajo. Sin embargo pasaron los años y Bernardino nunca tocó a Vasilia. ...
Penélope, por Alejandro Moreno
100b, José Alejandro Moreno Guevara

Penélope, por Alejandro Moreno

Dicen que Penélope no sabía hacer buenas arepas. Y esto se dice principalmente porque en Ítaca no había maíz y no existían los budares. Sepa usted que una buena arepa necesita un budare ancho y negro como la luna. Otros sostienen que el hecho de que Penélope no supiera hacer arepas se debía a que Peribea, su madre, era una de las Náyades y es sabido por todos que las Náyades no saben hacer arepas. del mismo autor Compartir en Gente que ayuda Quiero patrocinar