
Fuente: https://uvedieciseis.blogspot.com/
A veces bromeo con Manolo acerca de su “vida secreta” y él se ríe porque no entiende de dónde saco una idea tan absurda. Según él, todo lo que hace es perfectamente normal y trasparente, pero eso mismo dicen los políticos y nunca les creo. Manolo percibió mi recelo y se dispuso a aclarar mis dudas cuando recordó que debía asistir a una conferencia importante.
─ ¿Y de qué trata la conferencia?
─ Bueno, eso depende ─ respondió él sin asomo de duda.
Le “recordé” que las conferencias siempre son sobre algo y que si no podía o no me lo quería decir era porque el tema pertenecía a esa “vida secreta” de la que le hablaba.
─ ¿Quieres acompañarme?
La invitación me pareció demasiado natural y pensé que era solo una estrategia de Manolo para quitarme interés, pero decidí seguirle el juego.
─ Una advertencia ─ me dijo antes de ponernos en movimiento ─. Bajo ningún concepto puedes interrumpir la conferencia ni marcharte durante los sesenta minutos que dura ¿estás de acuerdo?
Yo iba a estar de acuerdo con cualquier cosa con tal de desbaratar los planes de Manolo y de hacerle aceptar que nada en él es normal ni trasparente. Así que nos pusimos en marcha. Aunque Manolo no dejaba de silbar en el camino, yo estaba seguro de que seguía planeando cómo deshacerse de mí.
Fuimos los últimos en llegar. Se cerraron las puertas del desnudo salón y el que yo suponía conferencista tomó el micrófono y anunció
─ Comienza la conferencia.
A los cinco minutos, nadie había dicho una palabra. Imaginé que se trataba de un lapso de relajación previo, pero me di cuenta de que nadie tenía aire de ausente ni de estar levitando ni en forzada inmovilidad. Simplemente nadie hablaba. El conferencista miraba el techo y de vez en cuando un reloj de arena. Toqué el hombro de Manolo, pero él me hizo la señal de silencio con el índice sobre la boca ¡Pero si yo no había dicho nada!
No sé cómo pude resistir los sesenta minutos hasta que se anunció que la conferencia había terminado. Todos salían hablando normalmente. Era evidente que el grupo estaba compuesto por conocidos, excepto yo. Apenas al pisar la acera le pregunté a Manolo si lo que había pasado le parecía normal y trasparente.
Con gesto de obviedad, Manolo me explicó que la conferencia era individual y que el tema era el que cada uno pudiera estar pensando. Se trataba de escucharse a sí mismos. El silencio, cada vez más esquivo en la ciudad, permitía pensar. Pero claro, eso era posible solo si dejábamos de esperar algo distinto y yo apenas era un neófito en el arte de callarse.

Profesor universitario de Literatura del Renacimiento y Teatro Contemporáneo. Escritor de ficción para cine, televisión y literatura, especialmente policial. Sus novelas “Por poco lo logro” y “Serpientes en el jardín” se consiguen en Amazon. Ha creado y dirigido Diplomados de Literatura Creativa y de Guion audiovisual en la Universidad Metropolitana de Caracas. Actualmente mantiene un programa de cursos virtuales relacionados siempre con la Narrativa en todas sus formas.
josemanuel.pelaez@gmail.com