Gente que Cuenta

Regalo de griego,
por Alfredo Behrens

Trojan horse Atril press
“fue Virgilio, se dice, quien realmente puso al caballo en el centro de la escena…”
Fuente: https://britishlibrary.typepad.co.uk/

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        Crecí en tierra de caballos, donde el galope es una segunda lengua. Y donde hay caballos hay yeguas. Por eso, desde la escuela, me obsesionó la caída de Troya por la trampa de un caballo de madera dejado a su puerta. Un caballo que, en su vientre, ocultaba decenas de soldados.

Yo me preguntaba: ¿por qué un caballo y no una yegua? Para mí, una yegua habría sido una opción más lógica, al fin y al cabo, ellas paren, llevan vida en su interior. Los caballos no. La idea de un caballo de Troya me taladraba la cabeza.

Y lo curioso es que ni siquiera fue Homero quien le dio tanto bombo. Sí, lo menciona brevemente en la Odisea, tan solo un susurro. Pero fue Virgilio, se dice, quien realmente puso al caballo en el centro de la escena. Él le dio forma a la traición, al engaño encapsulado en esa imponente figura equina, que, para mí, debió ser una yegua.

Parece que los griegos eligieron un caballo porque el caballo, con su agilidad, nobleza y fuerza era el símbolo de Troya. Con eso los troyanos caerían más fácilmente en la trampa, confundiendo ese caballo dejado a su puerta como un gesto de paz ofrecido por los griegos. Por eso lo hicieron entrar, y fue así que ardió Troya. No quedó nadie para contarlo, ni siquiera para contarnos si el bicho de madera, visto desde los altos muros de Troya, se parecía más con un caballo que con una yegua. Pero esos son detalles, porque después de un sitio de diez años, para los troyanos todos los gatos les habrían parecido pardos y sabrían a liebres. Con las yeguas algo parecido.

Así fue como Menelaus ganó, recuperando a Helena para su hermano Agamenón, que mató al Paris por habérsela robado. Todo para nada, porque Agamenón murió poco después de regresar a su casa. Tragedia griega es así, lo de la yegua o caballo nunca despertó mayor interés. Eso sí, desde entonces todo regalo sospechoso es llamado “regalo de griego”.

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