
Fuente: https://www.bricolemar.com/blog
Al principio, era la señora mayor del quinto piso que tardaba exactamente 52 segundos en subir al ascensor y sonreírme, arrastrando su cesta de la compra con ruedas, sin darse cuenta de que me obligaba a acelerar el paso para no llegar tarde al call center, donde durante meses soporté la estúpida arrogancia de mi jefe (manager, decía con énfasis) y las frustraciones de quienes, al quejarse de los servicios prestados, perdían la paciencia conmigo. Después, dejé de preguntarme por qué salía de casa tan temprano y me encontré con la ternura en su mirada. Un día, el vecino del cuarto piso, D, que también se demoraba, subió al ascensor y empezó a hablar con ella, y supe que se llamaba Rosette.
Vivía sola, rara vez la visitaba alguien y, si tenía familia, nunca la veía. Entre la duda y la curiosidad, busqué la traducción de Rosette al idioma que creo que es en el traductor de Google y apareció como Roseta. No me gustó y empecé a llamarla Rosita porque estaba seguro de que solo así podría corresponder al cariño espontáneo que llenaba el silencio y las palabras de consuelo que me ofrecía, y que me hacían pensar en las palabras del poeta que decía: «El alma es grande y la vida es pequeña».

Como escritor de ficción, ha publicado: “Sobre outra coisa ainda” (13 cuentos), Colección LPF 20, X11, Ediciones agotadas, Oporto 2018; “Neste sonho que sou de mim” (En este sueño que soy de mí mismo), Colección LPF 20, X1, Ediciones agotadas, Oporto 2020. Como si fuera alguien de otra persona, Ediciones agotadas, Oporto 2023.
Fotografía: Oliver Perrin