La gasolinera, s/f
Vengo de un país petrolero, así que me llaman la atención las noticias que tienen que ver con el petróleo, la gasolina y el aceite de carro. Todo parte del paisaje frecuente de mi vida hasta hace algunos años. Después fue que tomé conciencia del inmenso potencial, tanto de desarrollo como de contaminación que han tenido. Hoy me entero de que, en 7 años, una de sus imágenes más emblemáticas, la de automóviles surtiéndose en las gasolineras, pertenecerá al pasado.
La Unión Europea prohibirá la venta de los coches de diésel, gasolina e híbridos, mediante un acuerdo que será efectivo en 13 años. Los más agoreros, teniendo en cuenta los panoramas recesivos de su economía dicen que sus capitales se van a parecer cada vez más a La Habana, llena de carros viejos, con tos y magulladuras, porque no habrá dinero para que las mayorías se pasen a los eléctricos y todo el mundo irá guardando viejos modelos hasta que no se pueda más.
Las autoridades de la UE, que ven disminuir rápidamente los estándares de vida de su población por los efectos del cambio de clima, del cual las temperaturas africanas de Londres hace pocos meses han sido solo un aviso, creen por el contrario que serán más baratos. Lo cierto es que el debate ya no será cosa sólo de políticos ni de activistas por el clima. Tomará la calle y se hará decisivo cuando morirse de calor o frío, enfermarse por la contaminación del aire o enfrentarse a la reubicación de familias afectadas masivamente por inundaciones sea parte del paisaje diario en las sociedades desarrolladas. Nadie experimenta por cabeza ajena ni le importan los desastres ecológicos del Tercer Mundo hasta que no le tocan a la puerta.
es experta en el cultivo de huertos de hortalizas y flores.
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