Gente que Cuenta

Sinónimos, por Leonor Henríquez

Libro de las horas Atril press
Libro de las horas,
Italia, Lombardía, ca. 1475-1500
Fuente: https://ica.themorgan.org/

read it in English

Para empezar y comenzar, debo decir que los consulto con frecuencia, asiduidad y reiteración, cuando escribo, para no repetir, reproducir o reincidir en palabras gastadas o agotadas.

Y disculpen el chiste malo de mi primer párrafo.

Ahora en serio, tener al alcance de un dedo, literalmente, un diccionario de sinónimos es una gran ayuda y hace poco tuve la necesidad de consultarlo por razones que dejo para el final.

Confieso que las repeticiones, en mi caso, son de esos “gazapos” que se me escapan sin cesar. En otras ocasiones, el diccionario de sinónimos ayuda a encontrar palabras, más afiladas, precisas y certeras, justamente para evitar lo que acabo de hacer, sobre-adjetivar.

Uno de los consejos literarios más efectivos que he aprendido en la vida, me lo ofreció el poeta chileno Vicente Huidobro (1893-1948). Palabras más, palabras menos, dijo: “el adjetivo si no da vida, mata”.

Lo intento, pero a veces siento que puedo ser muy florida, “cursilerías permitidas” diría mi mamá.

Otra de mis piedritas en al camino es la puntuación. Es muy fácil sobre todo con las comas utilizarlas por exceso, o por defecto.

El mejor ejemplo de “por defecto”, o más bien nulas, lo recordé el 16 de junio pasado (Bloomsday, Leopold Bloom en Dublin) hojeando el imposible de leer para mí, Ulysses de James Joyce. Solo alguna vez tuve la paciencia de pasearme por el monólogo de Molly Bloom: más de cuatro mil palabras sin puntuación. ¡Oh!

Pero toda esta disertación sobre los sinónimos, adjetivos, puntuación, viene al caso por una razón muy sencilla donde espero me permitan regodearme sin juzgar.

Sucedió el domingo pasado, cuando se anunció que mi cuarto nieto viene en camino. Un nuevo corazón empezó a latir en mi familia.

Créanme que me siento feliz, dichosa, contenta, satisfecha, alegre, gozosa, radiante, afortunada y venturosa, para no exagerar.

Y que me perdone Vicente Huidobro.

www.atril .press Leonor Henríquez e1670869356570
Leonor Henríquez (Caracas, Venezuela) Ingeniero Civil de profesión
(UCAB 1985).
Escritora y aprendiz de poeta por vocación.
De su paso por la ingeniería surgieron sus Cuentos de Oficina (1997), otra manera de ver al mundo corporativo. Entre sus últimas publicaciones se incluyen sus reflexiones sobre el duelo, Hopecrumbs (2020) (www.hopecrumbs.com) y “The Adventures of Chispita” (2021), una alegoría de la vida en el vientre materno. (www.chispita.ca)
Hoy en día comparte sus “meditaciones impulsivas” desde Calgary, Canadá, ciudad donde reside.
leonorcanada@gmail.com

de la misma autora

57

Compartir en

    ¡Suscríbete a nuestro Newsletter!