Hoy, hace 40 años, el mundo literario perdió a una de sus figuras más icónicas y controvertidas: Truman Capote, famoso por su excéntrica personalidad, quien dejó tras de sí un legado de genialidad y misterio.
Su nombre era Truman Streckfus Persons y desde muy joven demostró un talento excepcional para la narración. Con obras como «Desayuno en Tiffany’s», Capote no solo cimentó su lugar en la historia de la literatura, sino que también capturó la imaginación de una generación. Con «A sangre fría», publicada en 1966, redefinió el género de la novela de no ficción, combinando un meticuloso trabajo de investigación con un estilo narrativo absorbente. Esta obra, que relata el brutal asesinato de la familia Clutter en Kansas, le valió el reconocimiento mundial y una fama que siempre estuvo acompañada de polémica.
Su vida fue tan fascinante y dramática como sus escritos. Habitual en los círculos sociales de New York, amigo cercano de figuras del «jet set», sus últimos años estuvieron marcados por el declive, tanto físico como emocional, alimentado por el abuso de alcohol y drogas. Su muerte, a días de cumplir 60 años, fue atribuida a una dolencia hepática.
Lo que sucedió con sus cenizas es una historia que podría parecer salida de una de sus novelas. Después de su muerte, sus restos fueron incinerados, y sus cenizas se dividieron entre Joanne Carson y Jack Dunphy, su pareja durante muchos años.
Dunphy guardó su parte en una urna en su casa de Long Island, mientras que Carson conservó la suya en su hogar de Los Ángeles.
Tras la muerte de Dunphy en 1992, sus cenizas se mezclaron con las de Capote y se lanzaron al lago Crooked Long, en Long Island.
Las cenizas que Carson tenía en Los Ángeles tuvieron un destino diferente.
Primero, fueron robadas en una fiesta en su casa en 1988 y devueltas unos días después. Luego se depositaron en el cementerio junto a las de sus amigas Marilyn Monroe y Natalie Wood, de donde salieron para «asistir a una fiesta, como le gustaba». Volvieron a intentar robarlas, pero esta vez el ladrón fue agarrado «in fraganti».
A un año de la muerte de Joanne, en 2016, las cenizas de Capote fueron subastadas por la casa Julien’s Auctions, y se vendieron por casi $45,000 a un comprador anónimo que aseguró ¡las seguiría llevando de fiesta!
Un desenlace tan peculiar es emblemático de Truman Capote: envuelto en controversia, misterio y un toque de extravagancia.