“Cuanto más renuente es el individuo a recibir ayuda es cuando más la necesita…”
Mucha gente es renuente a asistir a una consulta con el psiquiatra y algunos hasta se ofenden cuando se les menciona esta posibilidad.
Todo eso tiene que ver con el estigma que se ha creado alrededor de la enfermedad mental.
Es tanto el rechazo que tanto el paciente como los familiares lo niegan y lo ocultan.
No es para menos, puesto que los trastornos de la mente repercuten en el comportamiento de la gente.
Algunos de esos comportamientos no son visibles a terceros, pero otros sí, como el comportamiento maníaco por ejemplo, donde el paciente se ve activo, hablador, simpático, agradable, con pensamientos grandiosos y proyectos faraónicos.
Otros comportamientos no se ven, pero pueden perjudicar a otros, como los trastornos de personalidad disocial o sociopático.
La mayoría de los trastornos mentales afectan al individuo y pueden repercutir en su entorno más inmediato.
Quien sufre el trastorno a pesar de sentirse mal no busca ayuda porque “yo puedo solo” y lo que es peor, el entorno más cercano como el familiar, no le cree en muchos casos.
Otra cosa también es cierta. Cuanto más renuente es el individuo a recibir ayuda es cuando más la necesita. Tal es el caso del paciente con un episodio psicótico, donde por definición el afectado niega la enfermedad. Sin embargo, el neurótico sabe que está enfermo y busca ayuda cuando ya no puede más.
En sus mentes existe la creencia de que un trastorno como la depresión por ejemplo, es debilidad y de allí el consejo de “pon de tu parte”, que agrava más el asunto porque hace aparecer al individuo como responsable de su padecimiento.
Y luego viene el tema de los medicamentos. Cuando la persona es convencida de asistir a una consulta con un psiquiatra, lo primero que dice es que “yo no quiero tomar medicinas”.
Es cierto que los psicotrópicos tiene efectos secundarios desagradables o molestos; esto hay que explicárselo muy bien al paciente y convencerlo de que esos síntomas son transitorios y de los beneficios de cumplir el tratamiento.
Otro asunto es la obligación de combinar los psicofármacos con psicoterapia. De no hacerlo así, la sola prescripción del medicamento no es suficiente, de allí el fracaso de algunos tratamientos.
En fin, el psiquiatra tiene que luchar contra este rechazo y la ignorancia de la población en este tema, e incluso hasta con algunos colegas médicos.
Médico psiquiatra clínico, profesor universitario jubilado en Venezuela y activo en Perú, casado, con seis hijos y seis nietos. Soy un viejo feliz
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