Ludopatía,
por Getulio Bastardo
En mi época de estudiante en Mérida, vivía cerca del parque “Glorias Patrias”. En una de las esquinas de la plaza se hacía el sorteo de la lotería de animalitos, a eso de las seis de la tarde; mucha gente se arremolinaba en la plaza a ver y escuchar el número (animal) ganador y después se desperdigaba cada uno reflejando en su cara el resultado del sorteo.Una tarde pasé muy cercano al sitio, cuando ya se habían tirado los números, y alcancé a ver a la gente saliendo de la plaza. Una de esas personas era una señora de alrededor de sesenta años, quien venía del sitio con la frustración, el desencanto y la tristeza reflejada en su rostro y lenguaje corporal. Interpreté que había perdido más que la cantidad jugada. Era una imagen de necesidad no satisfecha y de esperanza perdi...