La pregunta me persigue desde hace semanas.
Espero que estas líneas me ayuden a exorcizarla.
Explico.
Mi vecina me preguntó hace poco si podía venir a entrevistarme, como parte de un curso que estaba haciendo. Yo le dije que sí, por supuesto.
Los temas eran realmente muy interesantes y generaron una muy buena conversación, hasta que llegamos a su última pregunta:
-¿Cuál es para ti el sentido de la vida?
En ese momento me poseyó el espíritu de mi amado esposo y dije instintivamente:
– El número 42, claro.
Mi interlocutora me miró extrañada. Tuve que disculparme y explicarle.
Se trata de un libro, quinta esencia del humor británico, que figuraba entre los favoritos de mi esposo.
Quizás muchos lo conozcan, se titula: “The Hitchhiker Guide to the Galaxy”, de Douglas Adams, el cual comenzó como una comedia de radio en la BBC en 1978 y más tarde fue adaptado a serie de televisión e incluso película.
Se trata de las aventuras del único hombre que sobrevive a la destrucción de la Tierra, y mientras deambula por el espacio aprende las verdades de la existencia humana.
En la trama, una computadora llamada “Deep Thought” (Pensamiento Profundo), es designada para responder la pregunta: “¿Cuál es el sentido de la vida, del universo y de todo?”
Después de siete millones y medio de años calculando, la respuesta no se hizo esperar más: 42.
Matemáticos, monjes tibetanos, estudiosos de Platón y Pitágoras intentaron encontrar explicaciones para este número, hasta que el mismo Adams confesó que se le ocurrió mientras escribía en su jardín, y era una simple broma.
Al final de esta larga explicación, creo que mi vecina dudó de mi salud mental y me repitió la pregunta. Yo le dije:
-¿Puedo llamar a un amigo?
Nos despedimos entre risas corteses y nerviosas.
La entrevista había concluido.
Yo me quedé pensando en la complejidad de la preguntica.
Al final no hallé mejor respuesta que la de “Deep Thought”:
42…más nada.