Para quienes no entiendan, estoy hablando de la costumbre reiterada de algunos amantes de las plantas de pedir cada vez que van a un jardín, un esqueje, vástago, brote, pimpollo, corte, gajo…de una que les guste.
¿Cuál es la posibilidad de que realmente su “hijito” funcione? No se trata exactamente de tener buena o mala “mano”, es decir, que automáticamente cada vez que siembres algo, crezca.
Tiene su técnica.
En defensa de los “hijitos”, diré que son útiles para tener clones, porque cuando estamos admirando una planta que es un híbrido, es decir, un cruce entre otras dos, muy frecuente entre las excepcionales de colección, si usas semillas es posible que la hija no salga igual a la madre.
Por eso es preferible usar un clon, que es lo que ocurre cuando usas un corte.
Se trata de una reproducción asexual, posible porque las partes vegetativas tienen la capacidad de regenerarse. Cualquier célula tiene la información genética suficiente para generar la planta completa.
Se pueden obtener a partir de ramas de madera blanda, dura o semidura. Lo único que necesitas es cortar una de 5 a 7, 5 centímetros, una caja plástica o una maceta de alrededor de 10 cts. de ancho, tierra arenosa húmeda para llenarlas, un frasquito de hormonas de crecimiento, comerciales o caseras, una bolsa plástica transparente, dos o tres palitos de helado o un palito largo de madera (puede ser uno chino o un lápiz), cinta pegante y unas tijeras o navaja.
Si pides la tierra en un vivero, solicita que sea para semilleros o almácigos.
Pide cortar tú mismo el pedazo de la planta, o vigila que se haga el corte justo detrás de un nudo, que es el sitio donde se une la hoja al tallo. La rama debe tener dos o tres nudos y un par de hojas en la punta. Haces un hueco en la tierra con el palito o el lápiz, introduces la rama en la hormona y luego en la tierra. Presiona alrededor y hacia abajo.
Coloca palitos en las esquinas o uno grande en el centro y encima la bolsa plástica.
Para que no se rocen los cortes con el plástico, debe quedar como un techo. Se fija alrededor de la maceta con cinta pegante para que el sitio se mantenga húmedo.
La maceta debe estar en un sitio donde no haga frío ni peguen corrientes de aire. Cuando empiecen a salir las raíces, hazle cortes pequeños a la bolsa para que entre aire y humedece la tierra. Cuando pasen unos días y empiecen a salir hojas, toma una cuchara y, como si fueses a sacar un pedazo entero de torta o pastel, coloca el pedazo completo en su propia maceta.
En cuanto a la hormona, las hay en los viveros, donde se piden como enraizantes u hormonas de crecimiento. Las caseras más populares son las de café, canela y lentejas. Y la de sauce, si tienes alguno a la mano.
La de café se hace con un puñado en medio litro de agua: hierves, cuelas, dejas enfriar y a la nevera. Se sumergen los hijitos unos minutos en lo que el enraizador esté frío, e incorporas los posos de café a la tierra de la maceta, porque repelen babosas y caracoles.
El de canela se hace con 30 gramos de polvo por litro de agua. Se sumergen los cortes por una hora, se filtran y reservan antes de plantar. En el de lentejas se sumergen100 gramos en un litro de agua por 8 horas, se cubre con un paño, se ubica en un sitio oscuro y se repite el procedimiento unos días, cambiando el agua cada vez hasta que los granos enraícen. Cuando lo hagan, se licúan, se filtran y se usan para mojar la punta del corte. La mezcla puede durar en la nevera una semana.
Lo del sauce es más fácil, porque solo se trata de cortar cinco o seis ramitas, colocarlas en una olla con agua, hervir y dejarlas ahí un día. Luego metes los cortes durante doce horas en esa agua y los siembras.
El sauce contiene dos sustancias clave: ácido indolbutírico, que estimula el crecimiento de las raíces y se encuentra en los puntos de crecimiento del árbol, y ácido salicílico, que estimula la defensa de las plantas contra los patógenos. Así que procede…