La figura de Lincoln se fue acrecentando con el pasar del tiempo y hoy día se le considera como el más grande y humano de los presidentes norteamericanos. John Fitzgerald Kennedy ha sido universalmente llorado, no sólo por el sincero sentimiento de afecto que despertó en los pobres y desvalidos de todo el mundo, sino porque la bala que le cortó la vida cortó también muchas esperanzas, no sólo entre su pueblo sino fuera de él también. Sus ideales, su gran sentido social, su visión, encendieron una chispa, una luz, que desgraciadamente se apagó junto con su vida.
John Fitzgerald Kennedy, ya muerto, reposó y fue velado en el catafalco de Abraham Lincoln.