La pintura, para mí, no es una profesión o una vocación. Es un virus con el cual nací y llevo ya 96 años padeciéndolo. Todos los niños hacen garabatos y ensucian las paredes. En mis primeros años yo lo hice, pero a los 13 o 14 creo que el virus se manifestó con mayor crudeza pues ya era pintor. Hice mis primeros cuadros sin la ayuda de nadie, autodidacta obligado por la necesidad interior y los efectos del virus invasor.
A los 18 años cumplidos, al terminar el bachillerato conseguí una beca para viajar a la capital del país, Caracas, para estudiar esa ardua profesión que no se aprende nunca, la cual se hace cada vez más difícil de ejecutar a perfección.
Pero ahora son otros tiempos, ya los pintores no necesitan estudiar, ¡cualquiera puede ser pintor!… la “piratería” es lo único necesario para serlo. La pintura y la escultura son las únicas de las llamadas Bellas Artes que han sufrido ese ataque multitudinario de los filibusteros. La música, la literatura, el cine, son artes que, por requerir mayores y complicadas técnicas, sufren menos los ataques de los advenedizos. Un violín mal ejecutado, una novela de pobre sintaxis, con faltas de ortografía, una película con mala fotografía no serán jamás aceptadas.
Lo curioso es que esta degeneración del arte actual fue iniciada por un gran y admirado artista, Marcel Duchamp, quien en 1917, con el objeto de burlarse del jurado de un importante Salón de Arte en Nueva York, envió un urinario encontrado en la basura. No lo envió bajo su nombre sino que lo firmó con el seudónimo R.Mutt.
El más asombrado fue el mismo Duchamp al ser aceptado por el prestigioso jurado. Recientemente, en un artículo del País de España apareció una encuesta de más de 500 artistas, críticos de arte, y conocidos personajes del mundo artístico, los cuales seleccionaron esa pieza como la más importante obra de arte del siglo XX.
Mas recientemente al artista italiano Piero Mazzoni se le ocurrió, en una edición numerada, enlatar su propio excremento titulada “Merde d’artista”. Importantes museos y coleccionistas adquirieron los enlatados a precios fabulosos! Después de la muerte de Mazzoni, un asistente declaró al Corriere de la Sera, que los últimos enlatados fueron rellenados con yeso coloreado pues algunos habían explotado en las vitrinas donde se exhibían.
La pintura, ese arte que existe desde la prehistoria, pasando por el Renacimiento y todas la épocas pasadas, ¿resistirá los embates de la actualidad? Las tecnologías digitales y la amenaza de la inteligencia artificial en proceso, ¿serán los antibióticos que liquidarán el virus atacante a los artistas?…Dejo la respuesta a la consideración de los lectores del Atril.