Gente que Cuenta

Caladio,
por Lucy Gómez

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“El caladio gana batallas por sus ventas. Tiene alrededor de 1000 híbridos, a cual más exótico, si no por los colores, por su transparencia o textura”
Fuente: @orlandocastanedanutricion

Una de las formas más creativas de lograr un jardín lleno de color, es apostar por las hojas.

Con ellas se consiguen todas las ventajas. No hay que esperar floración, ni amontonar macetas para lograr manchas decisivas de tonos armónicos, solo hay que retirar las hojas marchitas y regar.  Además, dispones de los colores más exóticos.

Una combinación ganadora es el rojo y el negro absolutos, que se pueden encontrar en una planta de hojas enormes, el caladio Meteoro Negro de tamaño grande, o el Berri’s & Burgundy de algo menos de 10 centímetros de largo.

El caladio gana batallas por sus ventas. Tiene alrededor de 1000 híbridos, a cual más exótico, si no por los colores, por su transparencia o textura.

Es bien conocido en Brasil y en Venezuela porque viene de las selvas de Guayana.

La base de color de las hojas es el verde, con dibujos, motas o venas en tonos de rosa, blanco, rojo y plata. Tienen forma de corazón y miden entre 30 a 40 centímetros, aunque pueden pasar del metro en la versión de un uniforme verde oscuro. Las flores son pequeñas, tipo espiga, como las de las calas.

Pueden vivir al aire libre en el trópico. Toleran mucha luz, pero el sol directo las quema o las seca. En países de cuatro estaciones se tienen donde les dé sólo el sol de la mañana, en semisombra, con una temperatura que no baje de 18 grados, o dentro de la casa, con buena ventilación y luz. Si ese es el caso, hay que girarlas, dándoles un cuarto de vuelta una vez a la semana, para que crezcan de manera uniforme, porque tienden a inclinarse hacia la fuente de iluminación.

Se reproducen por tubérculos, que generalmente venden en viveros o por Internet.

Puedes cultivarlos en una mezcla de tierra, perlita y fibra de coco, separando los bulbos unos 10 centímetros y dejando la zona de brote con apenas una capa pequeña de tierra encima o al descubierto. Se humedece la planta y se tapa con un plástico, que se retira cuando empieza a brotar.

Mucha humedad pudre el bulbo, así que luego de establecido, no se riega hasta que la tierra esté seca. Cada 15 días, se le coloca algún fertilizante, comercial o casero, que podría ser un té de hojas y semillas de aguacate. Aunque también se pueden secar las semillas de aguacate al sol o en el horno y después molerlas, espolvoreando el polvillo encima de la tierra.

Las hojas se limpian cada semana con un paño húmedo para eliminar el polvo y favorecer la fotosíntesis. Hay que retirar también las hojas amarillentas o dañadas, para que salgan nuevas.

Lucy Gómez e1647642232444
Lucy Gómez Periodista, egresada de la Universidad Central de Venezuela. Fue jefe de redacción y de la sección política, de varios diarios de Caracas y Valencia, durante más de veinte años.
es experta en el cultivo de huertos de hortalizas y flores.
lucygomezpontiluis@gmail.com

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