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Mejores,<br/> por Luli Delgado
Luli Delgado, 230c

Mejores,
por Luli Delgado

El otro día, justo cuando iba a subir al autobús, vi bajar a una señora con un carrito lleno de lo que parecían bandejas de dulces. No venía sola: un hombre la ayudaba a bajarlo, lo dejó en la acera y siguió su camino con una sonrisa de satisfacción poco más o menos de super héroe. Lulucita diría que es que al género masculino no hay nada que le guste más que acudir a socorrer a las “damas en apuros”, una especie de reflejo de caballero medieval que sobrevive a cualquier tiempo. Pero pensándolo bien, eso no es patrimonio de los hombres. Es algo profundamente humano. Me puse a averiguar y resulta que cuando ayudamos a alguien, el cerebro libera oxitocina, dopamina y serotonina, las mismas sustancias que se activan cuando nos enamoramos o comemos chocolate. En otras palabras, ayudar sient...
GPS vintage,<br/> por José Manuel Peláez
José Manuel Peláez, 230c

GPS vintage,
por José Manuel Peláez

 Suelo perderme en mi propia ciudad, de manera que no era nada extraño que en el barrio Alfama de Lisboa me perdiera mucho más. La red de callejuelas estrechas y empedradas era un desafío a vencer para entrevistar a una dama, antigua gloria del fado, que, inexplicablemente, a los 36 años se había retirado de los escenarios. Sabía que no iba a ser una entrevista fácil y quería causar buena impresión llegando a tiempo. Estaba seguro de que mi gran amigo el teléfono inteligente me guiaría, gracias a su aún más inteligente GPS, con precisión hasta el refugio de la misteriosa cantante.Claro que con lo que no contaba era que, a la hora de desenvainar mi espada tecnológica, esta se hubiera quedado sin batería y la pantalla en negro se burlaría de mi falta de previsión. Ahora ya no estaba tan tran...
¿Paranoia o estigma?, <br/> por Getulio Bastardo
Getulio Bastardo, 230c

¿Paranoia o estigma?,
por Getulio Bastardo

Hace algún tiempo, un vecino se me acercó en la entrada del edificio donde vivimos y, casi sin saludarme, me tomó del brazo y literalmente me arrastró hacia el salón de reuniones. Me hizo entrar y, una vez que ambos estuvimos dentro, cerró la puerta con llave, no sin antes asegurarse de que nadie nos hubiera visto entrar. Ya sentados, muy cerca uno del otro, comenzó su discurso pidiéndome absoluta confidencialidad sobre lo que iba a contarme. A esas alturas, mi curiosidad estaba en su punto máximo. Entonces comenzó su relato: —Acabo de llegar de cuidados intensivos en una clínica donde estuvo mi hija de 16 años. Estuvo hospitalizada tres días por fuertes palpitaciones y ahogos. Esta es la tercera clínica a la que la he llevado, y ya ha sido evaluada por varios especialistas. Le...
Te cuento que… <br/>por Suzan Matteo
Suzan Matteo, 230c

Te cuento que…
por Suzan Matteo

El 16 de noviembre de 1946 ocurrió uno de esos episodios curiosos y profundamente humanos: Estados Unidos condecoró a una heroína muy particular. Era una paloma mensajera llamada «G.I. Joe», que durante la Segunda Guerra Mundial salvó la vida de más de mil soldados. A «G.I. Joe» le dieron la Medalla Dickin, que es como la Cruz Victoria británica, pero para animales. La ceremonia fue en Londres y la reconocieron por su valentía y lealtad. No fue la única en recibir una medalla (también hubo perros, caballos y hasta gatos), pero sí fue la primera de su país y, quizás, la más famosa. Su hazaña había ocurrido tres años antes, en octubre de 1943, durante la campaña aliada en Italia. Las fuerzas británicas habían logrado tomar por sorpresa el pueblo de Calvi Vecchia, cerca de Monte Cassino...