Fuente: https://marcospcmusica.wordpress.com/
Comenzar un huerto puede ser más fácil si empiezas con un cebollín.
Soy partidaria de hacer huertos y jardines por gusto, afinidad y diversión, así que soy fan del cebollino, verdeo o ciboulette, como también le dicen a esta hierba, que ayuda a que nuestra comida tenga un sabor parecido al de la cebolla y el ajo sin tener que esperar mucho para cosechar, ni apartar espacio, porque solo alcanza de 25 a 30 centímetros de alto.
Es de la misma familia, con unas hojas en forma de tubo, verde azulado, con un sabor suave. Las flores son espectaculares, rosas con tinte violeta en forma de cabezas redondas, de unos cinco centímetros de ancho.
Se originaron en el norte de Europa y Asia, en zonas frías, donde son silvestres. Hace siglos, en China, su cultivo no solo se hacía con fines culinarios, sino también medicinales, como plantas diuréticas, antisépticas, antigripales y relajantes. Creían tanto en ellas que hasta las recomendaban contra las hemorragias, o como antídotos.
Lo cierto es que son una gran fuente de energía porque tienen grandes dosis de proteínas y carbohidratos, además de vitaminas A, B, C, K y minerales como calcio, potasio, magnesio y fósforo. Son útiles, bonitas y fáciles de cultivar.
Nacen a partir de semillas o se obtienen dividiendo una planta ya establecida. Puedes tener suerte y conseguir el cebollín a la venta con su raíz completa en el supermercado, con lo cual solo tendrás que revivirlo, colocándolo en agua unas horas y después sembrándolo en tierra suelta, con materia orgánica y buen drenaje, la común para jardines. Las semillas germinan aproximadamente en una semana o 10 días. Hay que mantener la planta en semisombra hasta que broten dos o tres hojas. Luego, puede estar en un balcón, una terraza o en la ventana de la cocina, donde les de sol de 4 a 6 horas diarias.
Dos meses después de que germinen, ya se pueden cortar las hojas regularmente para su uso, al tener entre 4 y 8 tallos.
Se riegan aproximadamente cada dos días, sin encharcar la tierra. Si consigues plantas con algo de raíz, corta las hojas unos dos o tres centímetros más arriba y siembra a dos centímetros de profundidad. En un par de días saldrá un brote nuevo.
No florecen el primer año sino a partir del segundo, pero las flores valen la pena. Así que, con poca inversión de tiempo y dinero, tendrás una planta útil, hermosa y sabrosa. Buen provecho…
es experta en el cultivo de huertos de hortalizas y flores.
lucygomezpontiluis@gmail.com