Parejas III,
por Getulio Bastardo

La convivencia en pareja entraña madurez e inteligencia, lo mismo que se requiere para la separación.
Si somos lo suficientemente inteligentes para entender que, si el amor nos une, cuando se acaba la pareja tiene que disolverse. Nadie está obligado a permanecer en una relación en constante discordia, ni siquiera por los hijos. Los hijos no unen ni separan parejas.
Si en el matrimonio no ha habido hijos, ni bienes materiales que repartir, cada uno coje por su lado y san se acabó. No hay ni debe haber conflictos.
En caso de que hayan procreado hay que observar ciertas condiciones para minimizar los efectos de la separación:

1. Mantener un canal de comunicación abierto, preferiblemente a través de un terapeuta profesional, el cual puede ser un espacio seguro para abordar los problema de manera constructiva. No valen los amigos, compadres o familiares, porque tienen una opinión sesgada en favor de uno de los dos y sus juicios son matizados por su experiencia personal y el afecto.
2. Definir y establecer límites claros y precisos respecto a la comunicación y temas tratados. No se deben abordar aspectos conflictivos en ausencia del terapeuta. Esto ayuda a reducir las tensiones.
3. Centrarse en los aspectos positivos que ayuden o potencien la crianza de los hijos. En estos momentos los hijos son la prioridad. Recordar los buenos momentos compartidos.
4. Empatía. Intentar entender el conflicto desde la perspectiva del otro, lo que propicia un dialogo más favorable y reduce la hostilidad.
5. Hacer cuestión de honor de no hablar mal de un padre en contra del otro, no predisponer los hijos en contra de un padre. Recuerden que están hablando mal de alguien a quien aman, de un ídolo o patrón que están copiando o han copiado. Si se les habla mal de un padre, estamos devaluando la figura masculina o femenina en referencia y de allí en adelante no va a creer en ningún otro hombre o mujer, según el caso.
6. Respetar el espacio personal. Si es necesario, tomar distancia emocional o física para reducir la tensión.
7. Terapia Individual. Buscar ayuda psicológica para poder gestionar el estrés y las emociones que pueden surgir del conflicto.

La comunicación abierta, el establecimiento de límites y la búsqueda de apoyo profesional son pasos clave para superar el conflicto y avanzar hacia una relación más saludable, ya sea co-parental o simplemente como dos individuos que buscan paz en sus vidas.

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