
Bombones, 2016
Fuente: https://fineartamerica.com/
Es como abrir una caja de chocolates.
Ahí están, brillantes, bellamente decorados, seductores.
Uno no sabe por dónde empezar, pero la decisión no se hace esperar.
Se devoran de un solo bocado, pero degustándolos con lentitud.
Los sabores despiertan no solamente el paladar sino, yo diría, todos los sentidos.
Sí, definitivamente, recibir chocolates es una verdadera delicia, como me pasó esta semana en que cumplí un año más.
Pero la analogía vino a mi mente por, casualmente, tratarse de otro aniversario muy especial.
Este obsequio lo recibo cada fin de semana, en la tardecita, hora canadiense. No son chocolates, pero la sensación al recibir este otro regalo es muy semejante e igualmente cautivadora.
Adivinaron, se trata de un exquisito manjar para el sentido del gusto literario: Atril, que hoy llega a su edición número 200.
Quiero utilizar mi espacio de esta semana para felicitar a la editora Luli Delgado, por su dedicación y esmero en producir cada semana lo que yo llamo, un oasis de buena lectura, una ventana donde nos permite asomarnos para compartir reflexiones inspiradoras.
Sí, en este mundo donde, citando a un poema de autor anónimo, “lo que brille no más tiene lugar, aunque brille por oro lo que es cobre”, pues yo creo que Atril nos rescata de la opacidad que a veces ahoga.
Atril no solo resplandece como experiencia estética, gracias a las imágenes que ilustran cada crónica o relato, sino también reluce con la sensibilidad y estilo único de cada uno de sus colaboradores, entre los cuales me siento honrada de pertenecer.
Con ellos aprendo, me sorprendo, me conmuevo, me río con algunas ocurrencias, en fin, en una palabra, un verdadero disfrute.
Esta semana, será un doble placer, pues consumiré de varios bocados la edición número 200 con un buen café y un chocolate, bueno quizás dos (o hasta tres).
Gracias a nuestros apreciados lectores por permitir que nuestras voces lleguen a sus hogares cada semana.
¡Felicidades Atril en su edición 200!

(UCAB 1985).
Escritora y aprendiz de poeta por vocación.
De su paso por la ingeniería surgieron sus Cuentos de Oficina (1997), otra manera de ver al mundo corporativo. Entre sus últimas publicaciones se incluyen sus reflexiones sobre el duelo, Hopecrumbs (2020) (www.hopecrumbs.com) y “The Adventures of Chispita” (2021), una alegoría de la vida en el vientre materno. (www.chispita.ca)
Hoy en día comparte sus “meditaciones impulsivas” desde Calgary, Canadá, ciudad donde reside.
leonorcanada@gmail.com