Otro recuerdo de la adolescencia. Ya había comentado que en esos tiempos estaba entre el baloncesto y el rock; y bueno, quería formar mi banda. Ya tenía un bajo y mi amigo CM (solo menciono las iniciales) una guitarra. Otro amigo (JC) quería tocar la batería; aunque aún no la había comprado.
Más o menos teníamos claro el estilo: algo de speed con mucho de punk. Execrados era el nombre del grupo (fue mi idea). Un día se me ocurrió escribir una canción y la mostré a los otros miembros de la supuesta banda. JC no opinó mucho; pero CM destrozó la canción, sobre todo la letra, que le parecía, según él, una clasecita de escuela.
Bueno, se acordó en que él iba a componer una letra mejor, algo que iba a estremecer los cimientos del mundo del rock como no lo había hecho nadie desde Paranoid de Black Sabbath. Sin embargo, las siguientes veces que nos reunimos no se habló del asunto.
Yo empecé luego a estudiar en escuelas de música; estudié bajo y guitarra. Toqué con algunos grupos; nada serio y nada propio, puros covers, como se les dice, o sea, versiones de bandas famosas. Después, como ya he contado, me olvidé de la música y me quedé escribiendo; sobre todo cuento, novela y ensayo; varios géneros, menos letras de canciones.
Mi amigo JC se dedicó fue a la política. Llegó a ser hasta ministro. En cambio, CM no hizo mucho más. Es decir, no siguió estudiando, llegó solo a segundo o tercer año; trabajó en esto y lo otro. Un día empeñó la guitarra y no la rescató. Adiós, Execrados.
De vez en cuando me encuentro con CM. El edificio donde trabaja como vigilante está en la ruta por donde troto a menudo. Hablamos de música, recordamos los viejos tiempos. Pero nunca le he preguntado por las canciones que iba a escribir. Sé que no compuso nada.
Así como él he conocido a tantas personas en esta vida, que se dedican a la crítica y no aportan. Sé que mis canciones no eran buenas. Lo sé ahora. No obstante, en aquel momento no lo pensaba así. Tal vez me hizo un favor, después de todo.
Creo que, pese a esta última suposición, le guardo un poco de resentimiento, por los términos y el tono que él empleó para burlarse de mi composición. Sin embargo, aún tengo mi guitarra y mi bajo, por si algún día… ¿cómo era que decía la canción? Ya va, dejen que recuerde…
valenciano, autor de “Olímpicos e integrados”, ganador del Concurso de Narrativa Salvador Garmendia del año 2012 y “Página Roja”, publicado en la colección Orlando Araujo en el año 2017.
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Foto Geczain Tovar