El primer día del año, cansados, más bien agotados, nos sentamos ante el televisor para elegir una película, mis dos hermanos, mis dos cuñadas, el perro y yo.
Comenzó el reto de poner de acuerdo a cinco personas.
– No, esa es muy violenta.
– No, esa tiene solo tres estrellas.
– No, esa da miedo.
Confrontando una de tema bíblico, mis dos hermanos saltaron a coro:
-Noooo, esa ya la vimos.
Al contrario, cuando salía una mujer sexy:
-¡Siiiií, esa veamos esa!
Y así ad infinitum.
Con un menú de opciones tan vasto, era casi imposible elegir.
En fin, después de como una hora paseándonos por Netflix, Amazon, Apple y vaya usted a saber, mi hermano dijo, no hay nada que ver y declaró:
-Vamos a ver el partido de fútbol americano.
Minneapolis vs ni idea.
En menos de dos minutos, mis dos hermanos estaban roncando, igual que el perrito con su cabeza apoyada en la de uno de ellos.
Menos mal que acababan de cepillarle los dientes con pasta con sabor a pollo.